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Pan de la Palabra


12 Julio 2025

  • Feria o B.V.M. – Semana 14ª del tiempo Ordinario
  • Verde / Blanco
  • San Juan Gualberto

PRIMERA LECTURA

Del libro del Génesis 49, 29-32; 50, 15-26a

En aquellos días, Jacob dio a sus hijos estas instrucciones: “Cuando me reúna con los míos, entiérrenme con mis padres en la cueva del campo de Efrón, el hitita, la cueva del campo de Macpela frente a Mambré, en la tierra de Canaán, la que compró Abrahán a Efrón, el hitita, como sepulcro en propiedad. Allí enterraron a Abrahán y a Sara, su mujer; allí enterraron a Isaac y a Rebeca, su mujer; allí enterré yo a Lía. El campo y la cueva fueron comprados a los hititas”. Cuando los hermanos de José vieron que había muerto su padre, se dijeron: “A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos todo el mal que le hicimos”.

Y mandaron decir a José: “Antes de morir tu padre nos encargó: ‘Esto dirán a José: Perdona a tus hermanos su crimen y su pecado y el mal que te hicieron. Por tanto, perdona el crimen de los siervos del Dios de tu padre’”. José al oírlo se echó a llorar. Entonces vinieron sus hermanos, se postraron ante él y le dijeron: “Aquí nos tienes, somos tus siervos”. Pero José les respondió: “No teman, ¿soy yo acaso Dios? Ustedes intentaron hacerme mal, pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos. Por tanto, no teman; yo los mantendré a ustedes y a sus hijos”. Y los consoló hablándoles al corazón. José habitó en Egipto con la familia de su padre; y vivió ciento diez años. 

José llegó a conocer a los descendientes de Efraín, hasta la tercera generación, y también a los hijos de Maquir, hijo de Manasés, que nacieron sobre sus rodillas. Más adelante, José dijo a sus hermanos: “Yo voy a morir, pero Dios cuidará de ustedes y los llevará de esta tierra a la tierra que juró dar a Abrahán, Isaac y Jacob”. Luego José hizo jurar a los hijos de Israel: “Cuando Dios los visite, ustedes se llevarán mis huesos de aquí”. José murió a los ciento diez años.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 104
R. Los humildes, busquen al Señor, y revivirá su corazón.

• Den gracias al Señor, invoquen su nombre, den a conocer sus hazañas a los pueblos. Cántenle al son de instrumentos, hablen de sus maravillas. R/.

• Gloríense de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente su rostro. R/.

• ¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, Él gobierna toda la tierra. R/.

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Mateo 10, 24-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: “Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Si al dueño de casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengan miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.

Lo que les digo en la oscuridad, díganlo a la luz, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde la azotea. No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; teman al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la ‘gehena’. ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga su Padre. Pues ustedes hasta los cabellos de la cabeza tienen contados. Por eso, no tengan miedo: valen más ustedes que muchos gorriones. A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

El papa Benedicto XVI nos impulsa en la meditación cuando en Spes salvi dice: “Del amor a Dios se deriva la participación en la justicia y en la bondad de Dios hacia los otros; amar a Dios requiere la libertad interior respecto a todo lo que se posee y todas las cosas materiales: el amor de Dios se manifiesta en la responsabilidad por el otro” (n.o 28). Y este es el mensaje que recibimos de las últimas palabras de José a sus angustiados y temerosos hermanos.

 

Dios se ocupará de ustedes, porque yo, José, no soy quién para juzgarlos. Se nos ofrece una profunda y significativa imagen de la muerte, que no solo marca el punto final en el horizonte de la vida de estos dos hombres que supieron leer la presencia de Dios en su vida y sus padecimientos, sino que se concretiza, se vuelve vida plena, vida que puede ser valorada, juzgada y transmitida a los hermanos bajo el signo del cuidado de Dios, de su bendición y de la convicción de que Él no abandonará a los suyos. Ya no importa tanto la muerte por sí misma, sino el estilo de vida realizado en este mundo.

 

PARA REFLEXIONAR

 

¿Qué realidades encontramos en nuestro entorno que nos urgen a ser testigos de la luz de Dios?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, gracias porque tu Espíritu Santo nos asegura que tú en Jesucristo te ocuparás de nosotros y nos conducirás a la tierra de la promesa que en la Pascua has adquirido para siempre para quienes se abandonan al camino de la fe y de la esperanza que no será defraudada por tu amor. Amén.

 


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