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Pan de la Palabra


10 Abril 2025

  • Feria – Semana 5ª de Cuaresma
  • Morado
  • Santa Gema Galgani

PRIMERA LECTURA

Del libro del Génesis 17, 3-9

En aquellos días, Abrán cayó rostro en tierra y Dios le habló así: “Por mi parte, esta es mi alianza contigo: serás padre de muchedumbre de pueblos. Ya no te llamarás Abrán, sino Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré fecundo sobremanera: sacaré pueblos de ti, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi alianza contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros. Les daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su Dios”. El Señor añadió a Abrahán: “Por tu parte, guarda mi alianza, tú y tus descendientes en sucesivas generaciones”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Daniel 104
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

• Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente su rostro. Recuerden las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.


• ¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, Él gobierna toda la tierra. R/.

• Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59

En aquel tiempo, continuó diciendo Jesús a los judíos: “En verdad, en verdad les digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre”. Los judíos le dijeron: “Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: ‘Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre’? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?”. Jesús contestó: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada.

El que me glorifica es mi Padre, de quien ustedes dicen: ‘Es nuestro Dios’, aunque no lo conocen. Yo sí lo conozco, y si dijera ‘No lo conozco’ sería, como ustedes, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, su padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría”. Los judíos le dijeron: “No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?”. Jesús les dijo: “En verdad, en verdad les digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy”. Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

Parecería extraño hablar de este texto a pocos días del comienzo de la Semana Santa. Sin embargo, la reflexión cuaresmal nos hace comprender que no existe para los creyentes un futuro preordenado y ajustado de antemano dentro de los límites de un esquema anteriormente determinado. La paternidad de Abrahán se nos circunscribe dentro de los límites de la libertad, por lo que podemos hablar de su vocación o de su misión universal. Su paternidad es su vocación, es su misión y lo que le da sentido a su peregrinar en la fe.


La persona de Abrahán y la promesa de Dios a él nos insertan en un concepto de paternidad que va más allá de lo puramente terrenal. Esta paternidad se inscribe, más bien, en la consolidación y revalorización de su vocación y misión universales, entendidas no solo ni únicamente como una vocación individual (tanto suya como de la maternidad de Sara), sino como un aspecto en el que se realiza su grandiosa vocación de padre de una multitud de naciones. Esto se manifiesta en su continua búsqueda del sentido de su vida, desde su centro personal siempre referido al misterio de Dios y de su promesa.

PARA REFLEXIONAR 


Con frecuencia cantamos que muchos somos los hijos de Abrahán, ¿nuestro estilo de vida es como el suyo, en la fe, en la esperanza, en la confianza en el Dios que cumple sus promesas?
¿Quiénes son los hijos de Abrahán que todavía no han conocido al Padre de Jesucristo?


ORACIÓN FINAL 


Padre, desde muy antiguo ha sido tu Espíritu Santo el que ha ido dando cumplimiento a la promesa hecha a Abrahán: serás el padre de una multitud de naciones. Continúa agregando nuevos y muchos hijos a tu pueblo a través del misterio pascual de Jesucristo y por la gracia del Bautismo en la Iglesia. Amén.
 


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