Evangelio según san Marcos 8, 1-10
Eloísa, Santiago y Mariana querían hacer algo diferente. Estaban de vacaciones, entonces, decidieron hacer un pic nic en el parque. Sin embargo, los niños no tenían dinero para comprar la merienda, entonces, cada uno pidió a sus padres que les dejaran tomar su refrigerio de la tarde con sus amigos en el parque. Entonces, cada uno llevó lo que pudo. Dispusieron los alimentos sobre un mantel en el piso y, ¡oh sorpresa, había mucha comida! Jugaron, comieron deliciosas viandas y se divirtieron mucho. Se dieron cuenta de que al compartir su alimento, éste se había multiplicado y hasta les había alcanzado para ofrecerlo a otros niños que se unieron al juego. Cuando compartimos no solo se multiplica lo material sino que nuestra alegría es mayor. Es la invitación que nos hace Jesús: compartir con generosidad.