Evangelio del día: Marcos 6, 45-52
En una ocasión, los discípulos se encontraban en su barca pescando, cuando, de repente, se vino la tempestad y la barca empezó a mecerse peligrosamente. Llovía fuerte y había truenos, los apóstoles estaban muy asustados, pero llegó Jesús y les dijo que no temieran. Calmó las aguas y el viento. Jesús se solidarizó con la angustia de sus amigos, y, a pesar de que a ellos les faltaba fe, decide ayudarlos. Su gesto es ejemplo de solidaridad con quien nos necesita. No importa si una persona ha sido buena o no conmigo, si en algún momento requiere de mi ayuda, seré solidario(a), porque, como Jesús, perdono y auxilio al necesitado.