Con el objetivo de reflexionar sobre el éxito y los efectos duraderos que tuvo la mediación papal en momentos de tensión entre Chile y Argentina, la tarde de este 25 de noviembre, tuvo lugar la conferencia “La mediación papal como mecanismo para la promoción de la paz: 40 años del Tratado de Paz y Amistad Argentina-Chile”. Cardenal Parolin: “Hoy está en crisis el multilateralismo, se tiene que superar esta actitud y reencontrar la confianza recíproca y trabajar juntos por los intereses comunes”.
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
Este lunes, 25 de noviembre, la Pontificia Universidad Gregoriana (PUG), en colaboración con las embajadas ante la Santa Sede de Chile y Argentina, organizó la conferencia “La mediación papal como mecanismo para la promoción de la paz: 40 años del Tratado de Paz y Amistad Argentina-Chile”, evento que tenía por objetivo reflexionar sobre el éxito y los efectos duraderos que tuvo la mediación papal en momentos de tensión entre Chile y Argentina.
En la conferencia participaron el Secretario de Estado Vaticano, el cardenal Pietro Parolin; el embajador de Argentina ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino; el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alberto van Klaveren; el miembro del equipo negociador chileno del Tratado de Paz y Amistad (TPA), embajador en retiro, Milenko Skoknic, y el integrante del equipo argentino del TPA, Enrique Candioti. Además, estuvo presente el arzobispo Paul Richard Gallagher y diferentes autoridades civiles y religiosas de Chile y Argentina.
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Cardenal Parolin: problemas globales requieren soluciones globales
En su intervención, el Secretario de Estado Vaticano recordó la importancia de la mediación de la Santa Sede en la resolución de conflictos, a través de la diplomacia vaticana; mediación que se ha dado de manera silenciosa y en diferentes países y momentos. Asimismo, el cardenal Parolin propuso tres aspectos importantes en la resolución de conflictos: la promoción del diálogo, el ejercicio del multilateralismo y la búsqueda de instrumentos que ayuden a conseguir la paz. Sobre los 40 años de la firma del “Tratado de Paz y Amistad Argentina-Chile”, el Purpurado subrayó que no se trata solo de conmemorar un evento, sino de proyectar al presente y al futuro las enseñanzas que nos ofrece la firma de este acuerdo.
“La enseñanza actual de este evento es que sirvió a Argentina y Chile para evitar una guerra, y para establecer una colaboración. Hemos escuchado como esta colaboración se ha difundido en varios ámbitos y continúa todavía hoy. Es un ejemplo hoy para la solución de los conflictos, sobre todo, en nuestro mundo donde los conflictos se multiplican. En los cuales debemos de buscar las fórmulas que nos permitan encontrar soluciones. Este Tratado tiene una dimensión presente y futura”.
Otro de los aspectos que el cardenal Pietro Parolin destacó fue la crisis del multilateralismo actual, dijo que hoy en el mundo existen tantos problemas globales que requieren una solución global, pero sin la colaboración de todos no podrá encontrar una solución.
“Hoy está en crisis el multilateralismo, como decía el Papa Francisco, las personas, los Estados, se consideran adversarios hasta llegar a ser enemigos. En cambio, se tiene que superar esta actitud y reencontrar la confianza recíproca y trabajar juntos por los intereses comunes. Hoy hay tantos problemas globales que se tienen que resolver globalmente, si no hay confianza y colaboración, si no hay multilateralismo, es decir, participación de todos, no se podrá encontrar una solución”.
El Papa y las delegaciones de Chile y Argentina
Alberto van Klaveren: el diálogo una herramienta para la paz
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alberto van Klaveren, en su intervención afirmó que “este proceso de mediación es un caso ejemplar de todas las virtudes que se le atribuyen a la práctica diplomática. La Santa Sede actuó como un agente imparcial y neutral, anclado en los valores de paz y respeto mutuo, ofreciendo un espacio en el cual ambos países pudieron encontrar puntos de convergencia y superar sus diferencias”.
En ese sentido, el Canciller chileno precisó que “la mediación papal puso de relieve el poder transformador de la diplomacia recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, es posible hallar una salida pacífica y justa. La solidez de sus resultados la hace ser una de las mediaciones más exitosas realizadas por la Santa Sede durante del siglo XX”.
“La mediación papal y el Tratado de Paz y Amistad sirven de inspiración en América Latina y el mundo, demostrando que el diálogo y el apoyo internacional son herramientas legítimas y eficaces para la resolución de conflictos. (…) En un contexto global cada vez más desafiante, el mensaje de paz que se desprende de esta experiencia es de gran relevancia. Nos invita a todos los países, grandes y pequeños, a recordar que la diplomacia es una herramienta poderosa y que la paz es un objetivo alcanzable cuando existe voluntad política y compromiso por parte de los actores involucrados”.
Enrique Candioti: un gran esfuerzo por parte de la Santa Sede
En la conferencia también participó el diplomático argentino Enrique Candioti, integrante del equipo argentino del Tratado de Paz y Amistad, quien brindó su testimonio sobre las negociaciones que se desarrollaron hace 40 años. El abogado señaló que fueron más de 600 encuentros entre ambas delegaciones en el Vaticano, durante seis años, con la mediación de la Santa Sede y de modo particular, la intervención de san Juan Pablo II, que al final llevó a la firma del Tratado.
“Creo que es un ejemplo de un gran esfuerzo por parte de la Santa Sede con los dos gobiernos y sus diplomacias para resolver un tema que tenía mucho tiempo y amenazaba seriamente la paz y la estabilidad en la región. De manera que, celebrar estos 40 años merece ser hecho porque recuerda la oportunidad casi providencial en la que el Papa, recién asumido, tomó en sus manos esta misión de acercar a las partes y ofrecer su colaboración para buscar un acuerdo”.
Asimismo, el diplomático argentino narró el largo proceso de negociaciones y la medición de la Santa Sede, pero, sobre todo, destacó la importancia histórica de la firma de este acuerdo y el legado que nos deja para nuestro tiempo.
“Fue una negociación difícil, dura, con tropiezos, pero al final la voluntad de ponerse de acuerdo prevaleció en los dos países y con la ayuda de la Santa Sede todo terminó satisfactoriamente. Terminó en 1984 con la firma del tratado, pero el tratado está vivo, el tratado es aplicado, el tratado ha dado muchos frutos para engrandecer esta relación y tenemos, argentinos y chilenos, que cuidar de respetar siempre el tratado, porque el tratado es quizá como un eje de nuestra relación y es una gran enseñanza histórica al mismo tiempo”.
El sello conmemorativo de los 40 años de la firma del tratado
Milenko Skoknic: el legado central del TPA es la vocación de paz
Por la parte chilena dio su testimonio el embajador, Milenko Skoknic, miembro del equipo negociador chileno del TPA. El diplomático subrayó que, el legado central del Tratado es la vocación de paz que deben tener muchos países del mundo y que la Santa Sede, que el Vaticano y que la Iglesia católica, en general, tienen como elemento central de su quehacer en el mundo.
“Afortunadamente, en su momento Chile y Argentina escuchamos este llamado a la paz que nos hizo, entramos en este larguísimo proceso de la mediación, nadie perdió la fe, aunque a veces costaba seguir porque no se avanzaba, pero siempre la fe, de su Santidad, del cardenal Samoré, de quienes vinieron después, el cardenal Cassaroli y el resto, impregnó el espíritu con que debíamos actuar. Me parece que es el legado más importante de un tratado que ha sido bien implementado por los países y que ha posibilitado un trabajo muy fecundo, muy fructífero en la relación bilateral”.
Además, el abogado chileno destacó la importancia del multilateralismo y del diálogo en la resolución de conflictos teniendo presente el bien común de los pueblos y de las personas.
“Bueno, lo más importante es que uno tiene que aprender a distinguir, que es lo central que uno quiere y ceder en algunas otras cosas. Si todos entran con su petición de máxima, nunca se va a poder lograr la paz por muchos esfuerzos que se hagan, hay que de alguna manera hacer que los espíritus se reconviertan y piensen en el beneficio que es tener paz entre los pueblos y desde ese punto de vista, qué es lo que podemos conseguir y qué es lo que necesitamos para seguir avanzando y dejar de lado algunas peticiones que a veces complican una solución”.
Un momento de la conferencia en la PUG
Tomado de (Vaticannews)
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