En su homilía durante la misa que dio inicio al segundo día de la 105ª Asamblea Plenaria del Episcopado de Colombia, el Nuncio Apostólico en el país, Monseñor Ettore Balestrero, invitó a los obispos a ampliar su concepto de “parroquia”.
Inspirado en la historia de San Pablo Miki sus compañeros mártires en Japón que murieron crucificados en Nagasaki, hace 421 años, el embajador de la Santa Sede comentó que “la parroquia puede comprenderse no solo como un centro de servicios religiosos, sino también como un faro que orienta a quienes se aproximan, para que pueden encontrar su ruta hacia lo celestial.
También mencionó la experiencia de dos colombianos que recientemente recibieron la beatificación. “En primer lugar los mártires nos ayudan a no perder de vista que el destino del cristiano no se acaba en este mundo, sino que tiene un horizonte sobrenatural. El testimonio de los mártires colombianos que el Papa acaba de beatificar, nos ayuda a entender que también en estas tierras el grito hacia Dios, la fortaleza en el testimonio del señor sigue siendo algo muy actual”, dijo el Arzobispo italiano.
Los tiempos plantean nuevos retos para parroquias: En medio de una sociedad pluricultural y diversa como la actual, que también, aunque no siempre lo parezca, busca después respuestas de sentido a la existencia y necesita respuestas claras, contundentes y radicales como las de los mártires que son los primeros testimonios del evangelio. Según Monseñor Balestrero “En tal perspectiva convendría pensar de nuevo la parroquia como un lugar de anuncio directo y concreto del evangelio”.
Finalmente, advirtió que para “examinar la función de la parroquia en medio de la Iglesia, conviene también conservar una mirada serena, para que el deseo de una renovación profunda no lleve a precipitaciones impulsadas por las impaciencias o a desesperaciones inmotivadas”.
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