El Santo Padre llegó a tierras panameñas a las 16:15, hora local, aterrizando en el Aeropuerto Internacional de Tocumen para participar en la 34° Jornada Mundial de la Juventud. Sofía Lobos - Ciudad de Panamá
Alrededor de 2000 fieles y peregrinos se dieron cita en el Aeropuerto Internacional de Tocumen de Ciudad de Panamá para recibir al Papa Francisco: una visita muy esperada por gran parte del pueblo panameño, que desde hace más de un año se prepara para ser sede de la 34° edición de la Jornada Mundial de la Juventud.
El Santo Padre aterrizó a las 16:15 hora local, transportado en un avión de la compañía aérea Alitalia, y fue recibido por el Presidente de Panamá, Juan Carlos Varela Rodríguez, acompañado por su esposa; así como el Nuncio Apostólico, Miroslaw Adamczyk y un pequeño grupo de niños vestidos con los trajes nacionales típicos que entregaron un ramo de flores a Francisco.
La ceremonia de bienvenida estuvo marcada por un ambiente caluroso, tanto por la temperatura como por el afecto de la gente. Para animar la ocasión, un grupo de folclore panameño interpretó un par de danzas regionales luciendo sus vestidos típicos. Las "polleras panameñas" dieron el toque de color al espectáculo musical.
Tras saludar a las autoridades y escuchar los himnos de ambos Estados, el del Vaticano y el de Panamá; el Pontífice saludó a los presentes con gran alegría a pesar de las casi 13 horas de vuelo; y posteriormente se trasladó a la Nunciatura Apostólica a unos 28 kilómetros, lugar que será su residencia durante este Viaje Apostólico, el número 26° de su Pontificado.La ceremonia de bienvenida estuvo marcada por un ambiente caluroso, tanto por la temperatura como por el afecto de la gente. Para animar la ocasión, un grupo de folclore panameño interpretó un par de danzas regionales luciendo sus vestidos típicos. Las "polleras panameñas" dieron el toque de color al espectáculo musical.
Tras saludar a las autoridades y escuchar los himnos de ambos Estados, el del Vaticano y el de Panamá; el Pontífice saludó a los presentes con gran alegría a pesar de las casi 13 horas de vuelo; y posteriormente se trasladó a la Nunciatura Apostólica a unos 28 kilómetros, lugar que será su residencia durante este Viaje Apostólico, el número 26° de su Pontificado.
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