La tradición de la Iglesia ha asignado una devoción especial a cada mes del año, y marzo es dedicado en particular a San José, casto esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal.
San José es conocido como el “Santo del silencio” porque no se conoce palabra pronunciada por él, pero sí sus obras, su fe y amor que influenciaron en Jesús y en su santo matrimonio.
Una de las que más propagó la devoción a San José fue Santa Teresa de Ávila, que fue sanada por intercesión del santo de una enfermedad que la tenía casi paralizada y que era considerada incurable.
Santa Teresa solía repetir que “otros santos parece que tienen especial poder para solucionar ciertos problemas. Pero a San José le ha concedido Dios un gran poder para ayudar en todo”.
Hacia el final de su vida, la santa carmelita resaltó que “durante 40 años, cada año en la fiesta de San José le he pedido alguna gracia o favor especial, y no me ha fallado ni una sola vez. Yo les digo a los que me escuchan que hagan el ensayo de rezar con fe a este gran santo, y verán que grandes frutos van a conseguir».
El Papa Francisco también ha dedicado varias reflexiones a San José. Asimismo, fue el Pontífice quien, a través de un decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, decidió realizar una pequeña modificación en las oraciones de la Misa para alentar la devoción a este santo.
Concretamente, con esta modificación, San José es mencionado en las Plegarias Eucarísticas II, III y IV de la tercera edición típica del Misal Romano, colocándose después del nombre de la Virgen María.
En diciembre de 2018, en la homilía de la Misa que presidió en la Casa Santa Marta, el Papa dijo sobre San José que “de este hombre que se hizo cargo de la paternidad y del misterio se dice que era la sombra del Padre: la sombra de Dios Padre. Y si Jesús hombre aprendió a decir ‘papá’, ‘padre’, a su Padre que conocía como Dios, fue gracias a que lo aprendió de la vida, del testimonio de José: el hombre que custodia, el hombre que hace crecer, el hombre que lleva adelante la paternidad y el misterio, que no toma nada para sí mismo”.
Además, el Pontífice convocó un Año de San José desde el martes 8 de diciembre de 2020 hasta el 8 de diciembre del 2021, para conmemorar los 150 años del decreto Quemadmodum Deus, por medio del cual el Beato Pío IX declaró a San José patrono de la Iglesia.
Para ello, el Papa Francisco escribió la carta apostólica Patris corde en la que se establece para “que todos los fieles siguiendo su ejemplo (de San José), puedan fortalecer cotidianamente su vida de fe en cumplimiento pleno de la voluntad de Dios”.
“Todos pueden encontrar en San José -el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta- un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad”, escribió el Papa en Patris corde.
Además, el Santo Padre indicó que desea resaltar el papel de San José como padre que sirvió a su familia con caridad y humildad, y agregó que “la Iglesia de hoy en día necesita padres”.
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