Evangelio del día: Mateo 23, 1-12
Siempre, en nuestro barrio o en nuestro salón de clase hay alguien a quien le gusta presumir, bien sea porque es muy bueno en alguna asignatura, o en todas, o es buen deportista, o es simpático, o muy bonita, etc. Está bien tener cualidades y sentirnos orgullosos de lo que somos, pero otra cosa es presumir y decir que somos mejores que los demás en una u otra cosa. La persona presumida hiere a las otras personas, las hace sentir mal porque se cree mejor y quiere que todos la admiren. Jesús quiere que seas muy bueno(a) en lo que haces, que cultives tus cualidades, pero que seas una persona sencilla y uses tus talentos para servir a los demás y no para presumir.