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Santa Misas III Domingo de Pascua



Santa Misas III Domingo de Pascua

Para meditar

Todo ha cambiado en los dos discípulos. Ellos también resucitan, se animan y regresan a Jerusalén, donde continúan estando activas las fuerzas de muerte que mataron a Jesús, pero en donde se manifiestan con las fuerzas de la vida en el compartir la experiencia de la resurrección. Valor en lugar de miedo. Fe en vez de ausencia. Esperanza en vez de desesperación. Conciencia crítica, en vez de fatalismo ante el poder. Libertad en vez de opresión. En una palabra: ¡Vida en vez de muerte! Y en lugar de la noticia de la muerte de Jesús, ¡la Buena Noticia de la Resurrección!

El objetivo de la lectura de la Biblia es este: experimentar la presencia viva de Jesús y de su Espíritu, presentes en medio de nosotros. Es el Espíritu el que abre los ojos sobre la Biblia y sobre la realidad y nos lleva a compartir la experiencia de la Resurrección, como sucede también hoy en los encuentros comunitarios.

Jesús intérprete, educador y maestro, era una persona significativa para sus discípulos. Y por siempre ha marcado sus vidas. Interpretar la Biblia no es solo enseñar la verdad que el otro debe vivir. El contenido que Jesús debía dar no se hallaba solo en las palabras, sino que estaba presente en los gestos y en su modo de relacionarse con la gente. El contenido no está nunca separado de la persona que lo comunica. La bondad y el amor que afloran en sus palabras hacen parte del contenido. Un buen contenido sin la bondad es como leche derramada.

Para reflexionar

● En estos días de Pascua, ¿nos hemos dejado acompañar por Jesús resucitado, siendo dóciles a la escucha de su Palabra y alimentándonos de la Eucaristía?

Oración final

Jesús resucitado, en el camino de nuestra vida, tú te haces el encontradizo. Acompaña nuestro camino, cuestiona nuestros motivos, haz que nuestro corazón arda al escucharte. Amén.


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