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Santa Misa V Domingo de Cuaresma



Santa Misa V Domingo de Cuaresma

PARA MEDITAR

Los desacuerdos entre Jesús, escribas y fariseos son evidentes y estos querían provocar a Jesús. Haciéndose pasar por personas fieles a la ley, se sirven de una mujer sorprendida en adulterio, para argumentar contra Él.

La respuesta de Jesús desconcierta y desarma a los adversarios. Los fariseos y los escribas se retiran, llenos de vergüenza, uno tras otro, “comenzando por los más ancianos”. Ha sucedido lo contrario de lo que ellos querían. La persona condenada por la ley no era la mujer, sino ellos mismos que se creían fieles a la ley. Y, finalmente, Jesús queda solo con la mujer. Jesús se levanta, se dirige hacia ella: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado?”. Ella le contestó: “Nadie, Señor”. Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar”. Jesús no permite a nadie usar la ley de Dios para condenar al hermano, cuando el mismo hermano es pecador. Quien tiene una viga en el propio ojo, no puede acusar a quien en el ojo tiene solo una astillita (Lc 6, 42).



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