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Pan de la Palabra


29 Diciembre 2025

  • Feria – Día 5º dentro de la Octava de Navidad
  • Blanco
  • Santo Tomás Becket.

PRIMERA LECTURA

De la Primera carta del apóstol san Juan 2, 3-11

Queridos hermanos: En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: “Yo lo conozco”, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe caminar como él caminó. Queridos míos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tienen desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que han escuchado. Y, sin embargo, les escribo un mandamiento nuevo y esto es verdadero en él y en ustedes , pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 95

R.Alégrese el cielo, goce la tierra.

• Canten al Señor un cántico nuevo, canten al Señor, toda la tierra; canten al Señor, bendigan su nombre.R/.

 Proclamen día tras día su victoria. Cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R/.

El Señor ha hecho el cielo; honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su templo. R/.

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-35

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: “Todo varón primogénito será consagrado al Señor”, y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”. Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”. Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: “Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción -y a ti misma una espada te traspasará el alma-, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

HALLEN MEDITANDO

La primera lectura recoge una invitación para que el creyente se dé la oportunidad de “conocer a Dios”. Así lo constatamos al inicio de la lectura: “En esto sabemos que le conocemos” (v. 3). El “saber” del que habla el texto es una forma de conocimiento que nos acerca a vivir el plan divino de la salvación. Sin embargo, también la epístola deja en evidencia a aquellos que no se esfuerzan por cuidar del espacio divino (vv. 4-5). Según el apóstol, la manera de seguir los mandamientos o vivir una vida según el Señor implica el ejercicio del amor para superar el odio y vencer la oscuridad. En esta escuela joánica, la cercanía con Dios se encuentra y se vive en Cristo. Conocerlo a Él es conocer la fuerza del amor y acoger en el interior al enviado del Padre, conocerlo es asumir el reto de transparentarlo y hacernos una pequeña parte de Él. Esta es la imagen que percibimos en el Evangelio de Lucas.

El Dios humanado, el pequeño recién nacido, se hace parte de los brazos del anciano Simeón en el templo. Todo inicia con el cumplimiento de la prescripción para purificarse. Lucas muestra en su texto algunas referencias a Éxodo. La norma está en consonancia con la idea de mostrar el gesto de Dios que libera al pueblo primogénito; en medio de esta situación, la ley aparece como un paso válido en la relación entre lo divino y lo humano. Cabe anotar que, para Lucas, el programa humano no busca solo la propia realización, sino el cumplimiento del proyecto divino.

Los ritos que presenta el texto de hoy tienen la función de crear un clima oportuno para los personajes de la escena. Simeón se define como un hombre que observa el camino del Señor, a él se le llama “justo” y, también “temeroso de Dios”; son dos aspectos que, de nuevo, lo hacen ver en configuración con el proyecto divino. El texto, en efecto, acentúa la presencia del espíritu en relación con el anciano en tres ocasiones (vv. 25.27). Toda la escena está cargada de una revelación mesiánica donde el rol de Simeón se presenta como testigo de la constante presencia de Dios. Solo un hombre lleno de la gracia puede entender el significado de la misión que tiene el Niño Jesús. Simeón se declara pronto a morir (v. 29) en cuando constata la presencia del Mesías frente a él. Con la autodescripción como “siervo” evoca el lenguaje veterotestamentario para indicar la cercanía con esta experiencia divina.

Cuando el anciano se refiere a la palabra de Dios indica que ha llegado el don mesiánico de la paz, es decir, recibe en su propio ser la plenitud de la promesa dada desde el Antiguo Testamento. Todo este proceso bíblico explica el programa humano es un medio para la acción de Dios que redimensiona el valor del testimonio en aquellos que le abren el corazón.

 

LLAMEN ORANDO

Simeón es la imagen de una fidelidad intacta hacia Dios en el corazón humano. En él se observa la realización de un proceso abierto a la misericordia y el convencimiento de un encuentro con lo divino. La fe requiere de un testimonio como este, no tanto para alentar a los creyentes en su experiencia de Dios, como sí para certificar que el corazón humano está capacitado para contemplar con sus ojos y recibir en sus manos al mismo Salvador. Nuestra historia de vida se torna en ocasiones reacia y frágil, muchos momentos nos conducen a preguntarnos por el sentido de ser fieles a Dios o por la lógica de vivir como cristianos con el corazón enamorado y en la constante búsqueda divina. Otros momentos nos convierten en jueces de los demás y evaluadores del testimonio de la fe que viven. Hoy podemos decir que el esfuerzo en la fe adquiere una recompensa: la mirada constante del Señor.

 

LES ABRIRÁN CONTEMPLANDO

Señor, después de este tiempo de silencio y contemplación de tu Palabra comprendo que mis fuerzas deben centrarse en ti. Fortaléceme en mis cansancios y aliéntame para seguirte en la fidelidad. Como a María, concédeme la disposición para meditar y custodiar en el silencio de mi corazón tu obra salvadora.Amén.

 

 


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