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Pan de la Palabra


20 Noviembre 2025

  • Feria – Semana 33ª del tiempo Ordinario
  • Verde
  • Santos Octavio, Solutor y Adventor.

PRIMERA LECTURA

Del Primer libro de los Macabeos 2, 15-29.

En aquellos días, los funcionarios reales encargados de imponer la apostasía, llegaron a Modín para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos hijos de Israel acudieron a ellos. Matatías y sus hijos se reunieron aparte. Los funcionarios del rey tomaron la palabra y dijeron a Matatías: “Tú eres una persona ilustre, un hombre importante en esta ciudad, y estás respaldado por tus hijos y parientes. Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén.

Tú y tus hijos recibirán el título de amigos del rey, los premiarán con oro y plata y muchos regalos”. Pero Matatías respondió en voz alta: “Aunque todos los súbditos del rey le obedezcan apostatando de la religión de sus padres y aunque prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la Alianza de nuestros padres. ¡Dios me libre de abandonar la Ley y nuestras costumbres! No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión ni a derecha ni a izquierda”.

Nada más decirlo, un judío se adelantó a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modín, como lo mandaba el rey. Al verlo, Matatías se indignó, tembló de cólera y, en un arrebato de ira santa, corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara. Y, acto seguido, mató al funcionario real que obligaba a sacrificar y derribó el ara. Lleno de celo por la Ley, hizo lo que Pinjás a Zimrí, hijo de Salú.

Luego empezó a decir a voz en grito por la ciudad: “¡Todo el que sienta celo por la Ley y quiera mantener la Alianza, que me siga!”. Y se marchó al monte, con sus hijos, dejando en la ciudad todo cuanto tenía. Por entonces, muchos decidieron bajar al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir santamente de acuerdo con el derecho y la justicia.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 49

R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

El Dios de los dioses, el Señor, habla: convoca la tierra de oriente a occidente. Desde Sion, la hermosa, Dios resplandece. R/.

“Congréguenme a mis fieles, que sellaron mi pacto con un sacrificio”. Proclame el cielo su justicia; Dios en persona va a juzgar. R/.

“Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo e invócame el día del peligro: yo te libraré, y tú me darás gloria”. R/.

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 19, 41-44

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, mientras decía: “¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos. Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

Contemplamos a Jesús preocupado por la desorientación de la ciudad de Jerusalén, pues todo indica, también su llanto por ella, que en ella no encontrará las condiciones para la acogida de su persona, ni de su mensaje, ni de su paz. En ella están ausentes las circunstancias necesarias para la cordialidad, la alegría, la confianza en Dios que se acerca a consumar la obra de la salvación. Él, el Dios de la vida, el Dios celoso de la vida, experimenta desde hace tiempo una amenaza fuerte contra su vida, y terminará perdiéndola en medio de la gran ciudad.


Sin embargo, somos testigos de cómo Él no puede permitirse que ninguno de los hijos de Dios Padre vea frustradas sus más profundas aspiraciones, ni que se apague en la ciudad la alegría de vivir, de realizarse, de entregarse. Por eso, Él mismo se entregará para que se cumpla el plan salvador del Padre, para que ninguno se pierda, para que la vida y la paz triunfen, aunque será solo tras su muerte en cruz y su resurrección. Entonces se anunciará el mensaje de la paz para todo el mundo.

PARA REFLEXIONAR

 

¿Qué nos ocupa tanto que nos impide reconocer aquello que puede traernos verdadera paz?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, danos tu Espíritu Santo para discernir, en este día, aquello que nos conduce a la paz; para acoger con el corazón abierto a Jesús y a su palabra. Que las preocupaciones y el afán no nos cieguen ni nos impidan reconocer tu paso, tu visita y tu salvación. Sé tú, Señor, en medio de la vida, el Dios cercano que siempre nos ofrece la paz. Amén.

 

 


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