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Pan de la Palabra


04 Noviembre 2025

  • Memoria obligatoria – Semana 31ª del tiempo Ordinario
  • Blanco
  • San Carlos Borromeo

PRIMERA LECTURA

De la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos 12, 5-16

Hermanos: Nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada cual existe en relación con los otros miembros. Teniendo dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado, deben ejercerse así: la profecía, de acuerdo con la regla de la fe; el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a la enseñanza; el que exhorta, ocupándose en la exhortación; el que se dedica a distribuir los bienes, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace obras de misericordia, con gusto. Que el amor de ustedes no sea fingido; aborreciendo lo malo, apéguense a lo bueno.

Ámense cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo; en la actividad, no sean negligentes; en el espíritu, manténganse fervorosos, sirviendo constantemente al Señor. Que la esperanza los tenga alegres; manténganse firmes en la tribulación, sean asiduos en la oración; compartan las necesidades de los santos; practiquen la hospitalidad. Bendigan a los que los persiguen; bendigan, sí, no maldigan. Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran. Tengan la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndose al nivel de la gente humilde. No se tengan por sabios.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 130

R. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.

•  Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad. R/.

Sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre; como un niño saciado así está mi alma dentro de mí. R/.

Espere Israel en el Señor ahora y por siempre. R/.

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: “¡Bienaventurado el que coma en el Reino de Dios!”. Jesús le contestó: “Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados: ‘Vengan, que ya está preparado’. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor’. Otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor’. Otro dijo: ‘Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir’. 

El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado: ‘Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos’. Él criado dijo: ‘Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio’. Entonces el señor dijo al criado: ‘Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa. Y les digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

La Palabra nos indica que no hay que entretenerse con los que rechazan la primera invitación, que no hay nada en el mundo que pueda llenar el vacío que algunos llevan por dentro, pero que sí hay que poner a todos en dirección hacia los caminos, orientar la búsqueda de comensales en todas las direcciones, lograr que la casa se llene de personas que comparten, aunque no puedan recompensar. Con estas personas tenemos el derecho y el deber de entusiasmarnos de verdad. Porque nos damos cuenta de que buscándolas a ellas alcanzamos a Dios.

Qué bien saber que depende de nosotros decidir con quiénes invertimos los bienes en la fe, la esperanza y la caridad, pues se trata de abrirnos a la inmensa bondad de Dios y de los que Él ha elegido para sentar a nuestra mesa; junto a ellos seremos responsables de invertir generosamente nuestro servicio, nuestras humildes oraciones, nuestras reservas de paciencia y acogida sinceras, de modo que toda nuestra vida esté bajo el signo de la gratuidad, de la providencia divina y de la verdad del Evangelio.

 

PARA REFLEXIONAR

 

¿A quiénes debemos traer a nuestra mesa, aunque haya que obligarlos, pues han sido alejados por mucho tiempo de nuestras comidas?

 

ORACIÓN FINAL

Padre, que tu Espíritu Santo nos obligue a salir por los caminos y vallados y obligar a entrar a todos, para que se llene tu casa, para que nadie quede fuera del banquete, para que los que nada esperan se den cuenta de que Dios sigue pendiente de ellos para darles su pan y su gracia. Amén.

 

 


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