PRIMERA LECTURA
Del libro de las Lamentaciones 3, 17-26
He perdido la paz, me he olvidado de la dicha; me dije: “Ha sucumbido mi esplendor y mi esperanza en el Señor”.
Recordar mi aflicción y mi vida errante es ajenjo y veneno; no dejo de pensar en ello, estoy desolado; hay algo que traigo a la memoria, por eso esperaré: Que no se agota la bondad del Señor, no se acaba su misericordia; se renuevan cada mañana, ¡qué grande es tu fidelidad!; me digo: “¡Mi lote es el Señor, por eso esperaré en Él!”.
El Señor es bueno para quien espera en Él, para quien lo busca; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 102
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
• El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. R/.
• Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por los que le temen; porque Él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro. R/.
• Los días del hombre duran lo que la hierba, florecen como flor del campo, que el viento la roza, y ya no existe, su terreno no volverá a verla. R/.
• Pero la misericordia del Señor dura desde siempre y por siempre, para aquellos que le temen; su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la alianza y recitan y cumplen sus mandatos. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con Él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante Él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan ustedes, benditos de mi Padre; hereden el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, en la cárcel y vinieron a verme’.
Entonces los justos le contestarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?’. Y el rey les dirá: ‘En verdad les digo que cada vez que lo hicieron con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron’.
Entonces dirá a los de su izquierda: ‘Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, fui forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron’.
Entonces también estos contestarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Él les replicará: ‘En verdad les digo: lo que no hicieron con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicieron conmigo’. Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
El texto nos invita a una lectura en clave discipular, a fijar la mirada en los rasgos fundamentales del ser discípulo de Jesús, desde el criterio de nuestro buen y justo comportamiento actual hacia los hermanos en la fe y hacia todo ser humano sin excepción.
Él posee todo poder y derecho a juzgar las obras que hayamos o no realizado, a desvelar la realidad de nuestro corazón. Este derecho lo adquirió por su Cruz, por su pasión y por su resurrección.
Él nos da una gran esperanza para el hoy y para el fin de los tiempos, pues, aunque vendrá para juzgar, su primera intención será hacer pasar (¡vengan!) a los suyos al Reino preparado para ellos.
Él revelará, ante la mirada de todos los pueblos, la disposición secreta de nuestros corazones (tu Padre ve en lo secreto) y retribuirá a cada persona según sus obras. Entonces no hemos de temer,sino encontrar motivos para actuar comprometidamente (limosna, oración y ayuno) en la construcción de su Reino, con la mirada puesta en el hoy y abierta al final con esperanza.
PARA REFLEXIONAR
¿Cómo dar respuesta cristiana al problema de la muerte y del dolor tan anclados en nuestra cultura?
ORACIÓN FINAL
Padre, gracias porque nos recuerdas por la palabra de Jesús que cuanto hagamos con el más insignificante de los hermanos, con Él lo hacemos; danos tu Espíritu Santo para actuar en el mundo como auténticos discípulos suyos y como cristianos que saben que tú ves lo que hacemos y lo recompensarás al final con la vida eterna. Amén.
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