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Pan de la Palabra


25 Agosto 2025

  • Memoria obligatoria – Semana 19ª del tiempo Ordinario
  • Blanco
  • San Luis de Francia o san José de Calasanz, presbítero

PRIMERA LECTURA

Comienzo de la Primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 1-5.8b-10

Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A ustedes, gracia y paz. En todo momento damos gracias a Dios por todos ustedes y los tenemos presentes en nuestras oraciones, pues sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la actividad de su fe, el esfuerzo de su amor y la firmeza de su esperanza en Jesucristo nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que Él los ha elegido, pues cuando les anuncié nuestro evangelio, no fue solo de palabra, sino también con la fuerza del Espíritu Santo y con plena convicción.

Saben cómo nos comportamos entre ustedes para su bien. Su fe en Dios se ha difundido por doquier, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que les hicimos: cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro. 

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmos 149
R. El Señor ama a su pueblo.

• Canten al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sion por su Rey. R/.

• Alaben su nombre con danzas, cántenle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. R/.

• Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca. Es un honor para todos sus fieles. R/.

 

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Mateo 23, 13-22

En aquel tiempo, Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quieren. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que viajan por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo consiguen, lo hacen digno de la ‘gehena’ el doble que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: ‘Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga’! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: ‘Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga’. ¡Ciegos! ¿Qué es más la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

El amor que como personas somos capaces de ofrecer es de ordinario inadecuado y se reduce a unas cuántas relaciones, en las que sigue mostrándose como un modo limitado de hablar, pues su contenido no es aún una realidad. Sin embargo, cuando irrumpe en nuestra vida el amor de Dios, gracias a la proclamación jubilosa del Evangelio, se nos posibilita una entrega inesperada, somos capaces de una respuesta que no deja espacio a especulaciones, a imitaciones baratas del amor, ni a los ídolos.

Misteriosamente nos sentimos capacitados para aceptar un ofrecimiento, para acoger una donación. Con esta surge en nuestro interior una decisión a la que respondemos en el consciente ejercicio de nuestra libertad consentida: abandonar todo lo que impida ser donación para los que nos necesitan. Decisión que se extiende necesariamente al ámbito humilde de la cotidianidad, allí donde nuestro corazón creyente iluminado por el amor de Dios hace la experiencia de su intervención y de su presencia en las incidencias de la existencia.

 

PARA REFLEXIONAR

 

Cuántas propuestas de liberación, pero ¿estamos los cristianos proponiendo la proclamación del Evangelio como el camino de la auténtica liberación que transforma la vida de los que lo acogen? ¿Cómo ser proclamadores que llevan a otros a ser libres para darse a los demás?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, gracias porque tu Espíritu Santo y la proclamación del Evangelio hicieron que aquellos creyentes de Tesalónica se volvieran a Dios desde los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero y esperar anhelantes a tu Hijo; que seamos proclamadores de ese mismo Evangelio en la cotidianidad de nuestra historia. Amén.

 


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