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Pan de la Palabra


03 Agosto 2025

  • Salterio: 2ª semana Liturgia de las Horas: Tomo IV
  • Verde
  • DECIMOCTAVO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Del libro del Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23

¡Vanidad de vanidades!, −dice Qohélet−. ¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad! Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado. También esto es vanidad y grave dolencia. Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol? De día su tarea es sufrir y penar; de noche no descansa su mente. También esto es vanidad. 

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 89
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

• Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: “Retornen, hijos de Adán”. Mil años en tu presencia son un ayer que pasó; una vela nocturna. R/.

• Si tú los retiras son como un sueño, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca. R/.

• Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos. R/.

• Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos. Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

 

SEGUNDA LECTURA

De la Carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-5.9-11

Hermanos: Si han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque han muerto; y su vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes aparecerán gloriosos, juntamente con Él. 

En consecuencia, den muerte a todo lo terreno que hay en ustedes: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. ¡No se mientan unos a otros!: se han despojado del hombre viejo, con sus obras, y se han revestido de la nueva condición que, mediante el conocimiento, se va renovando a imagen de su Creador, donde no hay griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo y libre, sino Cristo, que lo es todo, y en todos.

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús: “Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia”. Él le dijo: “Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?”. Y les dijo: “Miren: guárdense de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes”. Y les propuso una parábola: “Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo dónde almacenar la cosecha”. Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

No cabe duda de que este episodio lucano provoca una fuerte sacudida en nuestro corazón, pues la única manera de estar solos, o de asumir la experiencia de la soledad, es dar espacio al prójimo en la propia existencia personal, esto es, dejar abierta la puerta al otro, al hermano. Por el contrario, cerrarse a él, encerrarse en sí mismo y en el disfrute egoísta de los propios bienes, equivale a hacer de la vida una dura experiencia de soledad, tedio y aburrimiento. Este tipo de soledad es la vivencia de una existencia clausurada, de la absoluta negación del otro en la propia vida, tal como tristemente hizo el hombre de la parábola.

 

Por el contrario, la persona que sanamente se ama a sí misma, puede compartirse y compartirlos generosamente con los otros, sin caer en el error de mirarse únicamente a sí misma, de encerrarse en sí misma. Cuando se le pida la vida podrá presentar el único balance visible en la oscuridad de la noche: una vida al servicio de los hermanos, compartida con todos al haber puesto sus bienes al servicio de todos. Su espacio y sus ámbitos los ensanchó en dimensiones que daban cabida no solo a sus bienes, sino a todo el que pudiera necesitar de ellos para una vida digna y en la alegría del compartir.

 

PARA REFLEXIONAR

 

La cantidad de bienes nos ahoga, ¿qué acciones emprender para que ellos lleguen a sus destinatarios, a los elegidos por Dios para que experimenten su consuelo y nuestra fraternidad?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, danos tu Espíritu Santo para comprender que las cosas que preparamos gracias a tu generosidad son para compartirlas con los hermanos más necesitados. Amén.

 


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