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Pan de la Palabra


06 Mayo 2025

  • Feria – Semana 3ª de Pascua
  • Blanco
  • San Lucio de Cirene

PRIMERA LECTURA

Del libro de los Hechos de los Apóstoles 7, 51–8, 1a

En aquellos días, dijo Esteban al pueblo y a los ancianos y escribas: “¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo, lo mismo que sus padres. ¿Hubo un profeta que sus padres no persiguieran? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, y ahora ustedes lo han traicionado y asesinado; ustedes recibieron la ley por mediación de ángeles y no la han observado”. Oyendo sus palabras se recomían en sus corazones y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”.

Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Luego, cayendo de rodillas y clamando con voz potente, dijo: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado”. Y, con estas palabras, murió. Saulo aprobaba su ejecución.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 30
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

• Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame. R/.


• A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. Yo confío en el Señor. Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. R/.

• Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. En el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35

En aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús: “¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: ‘Pan del cielo les dio a comer’”. Jesús les replicó: “En verdad, en verdad les digo: no fue Moisés quien les dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo”. Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de este pan”. Jesús les contestó: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

En esta Pascua las palabras de Esteban llenas de confianza en Dios nos hacen comprender el poder del Espíritu que regenera a toda la persona, a todo ser humano, haciendo que la salvación que proviene de Dios mantenga la vida incluso de los culpables de la muerte del inocente, puesto que solicita el don divino que sana el corazón, que confiere un poder sobrehumano que hace posible pedir a Dios que reciba el propio espíritu y que exculpe a los responsables. 


Si nos dejamos conducir por el Espíritu Santo, recibiremos su luz, descubriremos la palabra justa, sabia y eficaz, tomaremos la decisión oportuna en favor de sí mismos y de los otros, haremos la elección definitiva y de carácter eterno por sus consecuencias. Nos fiaremos del Espíritu, que en el momento justo nos enseñará las palabras liberadoras. Podemos deducir que en ese momento nos encontraremos alegremente desprovistos, despojados, liberados y en condiciones de abandonar este mundo en paz con todos los que nos hayan hecho cualquier tipo de daño.


PARA REFLEXIONAR 


No se trata de que el inocente padezca injustamente, ¿qué es lo que en justicia debemos hacer como creyentes en Jesucristo ante la maldad de los que atentan contra nuestra propia vida?
¿Cómo debemos reaccionar evangélicamente ante tanta injusticia a manos de los malvados?


ORACIÓN FINAL 


Padre, sigue iluminando el sentido de esta Pascua con tu Espíritu Santo Señor, que Él nos enseñe cómo Esteban bajo su influjo solicitó a Jesús que recibiera su espíritu y que no tomara en cuenta este pecado a los responsables de su muerte; que nuestra oración toque el umbral de la vida eterna. Amén.


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