PRIMERA LECTURA
Del libro del Cantar de los Cantares 2, 8-14
¡La voz de mi amado! Véanlo, aquí llega, saltando por los montes, brincando por las colinas. Es mi amado un gamo, parece un cervatillo. Véanlo parado tras la cerca, mirando por la ventana, atisbando por la celosía. Habla mi amado y me dice: “Levántate, amada mía, hermosa mía y ven. Mira, el invierno ya ha pasado, las lluvias cesaron, se han ido. Brotan las flores en el campo, llega la estación de la poda, el arrullo de la tórtola se oye en nuestra tierra. En la higuera despuntan las yemas, las viñas en flor exhalan su perfume. Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente. Paloma mía, en las grietas de la roca, en el escondrijo escarpado, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz: es muy dulce tu voz y fascinante tu figura”.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 32
R. Aclamen, justos, al Señor; cántenle un cántico nuevo.
• Den gracias al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas; cántenle un cántico nuevo, acompañando los vítores con bordones. R/.
• El plan del Señor subsiste por siempre; los proyectos de su corazón, de edad en edad. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que Él se escogió como heredad. R/.
• Nosotros esperamos en el Señor: Él es nuestro auxilio y escudo; con Él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
En la recta final del Adviento, la Palabra de Dios fortalece, anima y sostiene nuestra esperanza con impresionante magnitud, pues no solo esperamos algo, sino a alguien, a una persona, una presencia de la que brota también la motivación del por qué creemos, esperamos y amamos.
Y tal como acontece en el ámbito del amor y de los enamorados, las razones casi nunca comienzan siendo explícitas por el oído o la visión, aunque sí intensas (¡mírenlo!, ¿de dónde a mí esto?), incluso pueden llegar a ser desgarradoras (se oculta, exclamó con gran grito), y sobre todo transformadoras (Él está aquí, fue llena del Espíritu Santo) por causa de una presencia que se anhela, intuye y visualiza como el sonido de pasos de quien silenciosamente se pasea por el jardín o por los zaguanes de una casa.
Por eso ante su presencia no solo encontramos sentido a nuestra existencia, sino que se lo encontramos en cuando que su presencia inaugura una transformación y una razón de ser que proclama dichosa tú que has creído lo que se cumplirá.
PARA REFLEXIONAR
¿Cómo ser presencia del misterio de Dios que se aproxima a todo corazón deseoso de alcanzar plenitud, de ver la llegada de uno que desde lo hondo de lo humano es portador de vida?
¿A quiénes debemos llevar la presencia viva del Dios que se hace cercano en lo cotidiano?
ORACIÓN FINAL
Padre, que tu Espíritu Santo nos anime cuanto más se aproxima nuestro amado que viene saltando por los montes, que es el Señor que visita a los humildes de corazón para con su presencia ser motivo de esperanza y de vida que supera toda adversidad, que alienta hacia el futuro. Amén.
Complementa los ocho (8) pasos de la Lectio Divina adquiriendo el Misal Pan de la Palabra en:
- Librería Virtual San Pablo - Ver más...
- Librerías San Pablo - Ver más...
- Más información www.sanpablo.co
- E-mail: servicioalcliente@sanpablo.com.co
- Unirme al Chat