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Pan de la Palabra


11 Septiembre 2024

  • Feria – Semana 23ª del tiempo Ordinario
  • Verde
  • Santos Proto y Jacinto

PRIMERA LECTURA

De la Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 25-31

Hermanos: Acerca de los célibes no tengo precepto del Señor, pero doy mi parecer como alguien que, por la misericordia del Señor, es fiel. Considero que, por la angustia que apremia, es bueno para un hombre quedarse así. ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer; pero, si te casas, no pecas; y, si una soltera se casa, tampoco peca. Aunque estos tales sufrirán la tribulación de la carne; y yo quiero ahorrársela. Digo esto, hermanos, que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 44
R. El rey está prendado de tu belleza.

• Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna; prendado está el rey de tu belleza:póstrate ante él, que él es tu señor. R/.


• Ya entra la princesa, bellísima, vestida de perlas y brocado; la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes, la siguen sus compañeras. R/.

• Las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. “A cambio de tus padres tendrás hijos, que nombrarás príncipes por toda la tierra”. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 20-26

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía: “Bienaventurados los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tienen hambre, porque quedarán saciados. Bienaventurados los que ahora lloran, porque reirán. Bienaventurados ustedes cuando los odien los hombres, y los excluyan, y los insulten y proscriban su nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían sus padres con los profetas. Pero ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya han recibido su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que están saciados, porque tendrán hambre! ¡Ay de los que ahora ríen, porque harán duelo y llorarán! ¡Ay si todo el mundo habla bien de ustedes! Eso es lo que sus padres hacían con los falsos profetas”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

Ser discípulos de Jesús es reconocernos pobres, no en el sentido de que la realidad total de nuestro ser humano sea pobreza, sino en cuanto reconocernos pobres, dependientes en todo de la Voluntad o Providencia de Dios, sabiendo que toda nuestra esperanza está puesta solo en Él. Esta es la única pobreza válida porque muestra nuestra capacidad de ser pobres que viven haciéndose parte del Reino de Dios en apertura a Él, mediante el cual Dios garantiza el cuidado de sus hijos (sanación y exorcismo), pero también reconociendo la autenticidad e identidad complementaria y solidaria de cada uno de los miembros de nuestra comunidad cristiana.

 

Dado que todo otro tipo de pobreza a la que sea sometido el ser humano (económica, social, cultural) está relacionada siempre con una situación de despojo de hecho o de derecho, es nuestra responsabilidad cristiana mostrar cómo los parámetros son invertidos cuando se vive la fe, la esperanza y el amor desde una dependencia de Dios (pertenencia al Reino) y desde la corresponsabilidad comunitaria que nos acreditan ante el mundo como agentes de cambio.

 

PARA REFLEXIONAR

 

¿Qué signos de nuestra experiencia de fe evidencian que hemos elegido la pobreza y a los pobres como destinatarios prioritarios de nuestras acciones pastorales y obras de caridad?

¿Cuáles acciones son testimonio de que no nos perturba ni el final ni el juicio divino?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, queremos vivir bajo la guía de tu Espíritu Santo para escuchar de labios de Jesús una bienaventuranza hacia nosotros y nuestro estilo de vida, para no tener que escuchar ningún ¡Ay de ustedes, los ricos!, sino el reconocimiento de que fuimos capaces de testimoniar la solidaridad. Amén.

 


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