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Pan de la Palabra


02 Abril 2024

  • Feria – Semana 1ª de Pascua
  • Blanco
  • San Francisco de Paula

PRIMERA LECTURA

Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 36-41

 

El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: “Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha constituido Señor y Mesías”. Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: “¿Qué tenemos que hacer, hermanos?”. Pedro les contestó: “Conviértanse y sea bautizado cada uno de ustedes en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para ustedes y para sus hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro”. Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo: “Sálvense de esta generación perversa”. Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas. 

 

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 32
R. La misericordia del Señor llena la tierra.

• La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/.


• Los ojos del Señor están puestos en quien le teme, en los que esperan su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

• Nosotros esperamos en el Señor: Él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Juan 20, 11-18

En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: “Mujer, ¿por qué lloras?”. Ella les contesta: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: “Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?”. Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: “Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré”. Jesús le dice: “¡María!”. Ella se vuelve y le dice: “¡Rabbuní!”, que significa: “¡Maestro!”. Jesús le dice: “No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: ‘Subo al Padre mío y Padre de ustedes, al Dios mío y Dios de ustedes’”. María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: “He visto al Señor y ha dicho esto”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

¡Es Pascua! Ella mediante una pedagogía mistagógica nos hace comprender que el Resucitado está recorriendo los caminos que conducen al encuentro con “sus hermanos”. Encuentro descrito como experiencia que desborda (¡Maestro!) y contagia (¡he visto al Señor!). Encuentro que requiere una pronta respuesta (vete) para provocar creadoramente un clima de fraternidad (di a mis hermanos), de hermanos que escuchan el mensaje en un clima de amor.

¡Es Pascua! Es el tiempo oportuno para nuestro encuentro personal y comunitario con el Resucitado. Encuentro que está envuelto en el deseo de que nunca cese (no me retengas), de encontrar y retener al Maestro, de que Él llegue pronto a encontrarse con sus hermanos en totalidad. Encuentro que es siempre distintivo, único y personal. Es, de alguna manera, un reencuentro de dos que se buscan (dónde lo han puesto; ¿a quién buscas?). Todo está ya como misteriosamente dispuesto de antemano, como encaminado a una persona única e insustituible: el Maestro, el Señor, mis hermanos.

 

PARA REFLEXIONAR

 

¿Qué palabras debo aprender para comunicar al ser humano de hoy que he visto al Señor y me ha encargado anunciar una Buena Noticia?

¿Cómo lograr ser testigo de la Resurrección para quien busca y no logra satisfacer su deseo de encontrar al Señor?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, gracias por el testimonio de María Magdalena que nos asegura que ha visto al Señor y le ha dado el mensaje de la paternidad divina; haznos testigos de que Jesús está vivo, de que con su Espíritu Santo muchos podrán escuchar la Buena Noticia que tanto buscan y quieren encontrar. Amén.

 

 


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