Logo San Pablo

Pan de la Palabra


30 Marzo 2024

  • VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA
  • Blanco
  • SÁBADO SANTO

PRIMERA LECTURA

Del libro del Génesis 1, 1–2, 2

Al principio creo Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios: “Exista la luz”. Y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz “día” y a la tiniebla llamó “noche”. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero. Y dijo Dios: “Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas”. E hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento. Y así fue. Llamó Dios al firmamento “cielo”.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo. Dijo Dios: “Júntense las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezca lo seco”. Y así fue. Llamó Dios a lo seco “tierra”, y a la masa de las aguas llamo “mar”. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra”. Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero. Dijo Dios: “Existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años, y sirvan de lumbreras en el firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra”. Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche y para separar la luz de la tiniebla.

Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto. Dijo Dios: “Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo”. Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y que las aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno. Luego los bendijo Dios, diciendo: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra”. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto. Dijo Dios: “Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: ganados, reptiles y fieras según sus especies”. Y así fue. E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus especies y los reptiles según sus especies.

Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra”. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creo. Dios los bendijo; y les dijo Dios: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra”. Y dijo Dios: “Miren, les entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: les servirán de alimento.

Y la hierba verde servirá de alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra y a todo ser que respira”. Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo. Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 103
R. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

• Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.


• Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás; la cubriste con el manto del océano, y las aguas se posaron sobre las montañas. R/.

• De los manantiales sacas los ríos, para que fluyan entre los montes; junto a ellos habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto. R/.

• Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu acción fecunda; haces brotar hierba para los ganados, y forraje para los que sirven al hombre. Él saca pan de los campos. R/.

• Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.

 

SEGUNDA LECTURA

Del libro del Génesis 22, 1-18

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán. Le dijo: “¡Abrahán!”. Él respondió: “Aquí estoy”. Dios dijo: “Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré”. Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el holocausto y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. Al tercer día levantó Abrahán los ojos y divisó el sitio desde lejos. Abrahán dijo a sus criados: “Quédense aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con ustedes”.

Abrahán tomó la leña para el holocausto, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a Abrahán, su padre: “Padre”. Él respondió: “Aquí estoy, hijo mío”. El muchacho dijo: “Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el holocausto?”. Abrahán contestó: “Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío”. Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: “¡Abrahán, Abrahán!”. Él contestó: “Aquí estoy”.

El ángel le ordenó: “No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo”. Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Abrahán llamó aquel sitio “El Señor ve”, por lo que se dice aún hoy “En el monte el Señor es visto”. El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo: “Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz”.

Palabra de Dios.

 

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Marcos 16, 1-7

Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: “¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?”. Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y quedaron aterradas. Él les dijo: “No tengan miedo. ¿Buscan a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado. No está aquí. Miren el sitio donde lo pusieron. Pero vayan a decir a sus discípulos y a Pedro: ‘Él va por delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, como les dijo’”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

• La Buena Noticia de la Resurrección del Señor tiene un dinamismo tan grande, maravilloso y lleno de luz, que nos revela el sentido de nuestra existencia e imprime una clara orientación a nuestra acción. La fuerza de su mensaje no brota de nosotros, sino que viene de la mano de quien nos ama, del Resucitado, que no se deshace de sus discípulos que lo abandonaron y dejaron solo, sino que provoca el reencuentro gozoso con ellos. Su exquisito amor personal entraña para los que acogen su invitación, su Buena Noticia, su oferta de dejarse amar, un conteni­do esencial de anuncio, que convierte al amor en instrumento de revelación.

 

La Buena Noticia de que Jesús de Nazaret, el Crucificado, ha resucitado, y de que el reencuentro con su Persona se dará en Galilea nos invita a comprender que el encuentro con Él y con toda persona, que involucra la capacidad de amar más allá de toda infidelidad y está motivado por una auténtica libertad, solo acontece de verdad en la experiencia de lo cotidiano, en Galilea. Encuentro que exi­ge hallar los medios para lograr la expresión genuina del darse, del comunicarse, del entregarse sin reservas, sin miedos ni temores. Por eso el amor resucitado pronuncia siempre un nombre, el tuyo, el de Pedro y el de los discípulos. Y al pronunciarlo, preanuncia un encuentro y el lugar de este: Galilea.

 

PARA REFLEXIONAR

 

¿Cómo anunciar que desde lo profundo de la tumba ha resonado la Buena Noticia de la Resurrección de Jesús de Nazaret y que la muerte ha perdido todo su poder?

¿Qué acciones concretas puedo emprender para ser testigo de que Dios acompaña la cotidianidad?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, con gran emoción y júbilo te doy gracias, junto con mi comunidad de fe porque Jesús, el Crucificado, ha resucitado. Gracias porque no lo abandonaste al poder de la muerte y porque tampoco a nosotros nos dejarás en lo profundo de la tumba, porque ella quedará vacía siempre y para tu gloria. Amén.

 


Complementa los ocho (8) pasos de la Lectio Divina adquiriendo el Misal Pan de la Palabra en:


 

 


Suscríbete a nuestro newsletter ENTÉRATE DE LAS ÚLTIMAS NOVEDADES Y RECIBE DESCUENTOS EXCLUSIVOS

whatsapp chat