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Pan de la Palabra


26 Marzo 2024

  • Feria – Semana Santa
  • Morado
  • MARTES SANTO

PRIMERA LECTURA

Del libro de Isaías 49, 1-6

Escúchenme, islas; atiendan, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: “Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré”. Y yo pensaba: “En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas”. En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza: “Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 70
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.

•  A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre. Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído y sálvame. R/.


• Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.

• Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R/.

• Mi boca contará tu justicia, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33.36-38

En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo: “En verdad, en verdad les digo: uno de ustedes me va a entregar”. Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?”. Le contestó Jesús: “Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado”. Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: “Lo que vas a hacer, hazlo pronto”.

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en Él. Si Dios es glorificado en Él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con ustedes.

Me buscarán, pero lo que dije a los judíos se lo digo ahora a ustedes: Donde yo voy no pueden venir ustedes”. Simón Pedro le dijo: “Señor, ¿adónde vas?”. Jesús le respondió: “Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde”. Pedro replicó: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti”. Jesús le contestó: “¿Conque darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

Insertos en la Semana Mayor, la Palabra nos invita a tomar conciencia de nuestra debilidad y fragilidad humanas, que, como Judas, es capaz de entregar a la muerte al amigo, al Maestro; de nuestro deseo de afirmación hu­mana, que, como Pedro, cree que no hay peligro que no pueda ser superado, pero que en realidad necesita autotrascender el entorno (la entrega) y los acontecimientos (la negación) para enraizarse en el mundo ineludible de la cruz y de la gloria, del cual los discípulos aún no pueden participar al no estar capacitados para afrontar ambas realidades.

 

La liturgia nos invita a seguir al Maestro Crucificado y una forma de hacerlo está en el texto que la liturgia omite, el mandamiento nuevo: ámense unos a otros. Entonces podremos amar hasta el extremo, testimoniar ante el mundo que es posible amar hasta dar la vida como Jesús está próximo a hacerlo. También comprenderemos que el amor sucede como gracia que capacita para seguir al Maestro Crucificado sin negar ni prescindir de sus circunstancias mundanales y de las cualidades personales.

 

PARA REFLEXIONAR

 

¿Qué gestos y palabras evidencian que he aprendido a callar ante la Palabra y dejar que sea ella la que revele el camino de la salvación obtenido por la cruz y la gloria de Jesucristo?

¿Cómo anunciar la salvación a un mundo que rechaza tanto la Cruz como al Crucificado?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, familiarízanos con esta Palabra firme y decidida para entender que ella conoce el corazón humano en profundidad, la cual nos revela que en lo profundo de nuestro ser se anidan deseos de entrega y anhelos de altruismo, pero que en realidad difícilmente dejará de escuchar el canto del gallo antes de alguna negación. Amén.

 


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