PRIMERA LECTURA
De la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos 16, 3-9.16.22-27
Hermanos: Saluden a Prisca y Áquila, mis colaboradores en la obra de Cristo Jesús, que expusieron sus cabezas por salvar mi vida; no soy yo solo quien les está agradecido, también todas las Iglesias de los gentiles. Saluden asimismo a la Iglesia que se reúne en su casa. Saluden a mi querido Epéneto, primicias de Asia para Cristo. Saluden a María, que con tanto afán ha trabajado en favor de ustedes. Saluden a Andrónico y a Junia, mis parientes y compañeros de prisión, que son ilustres entre los apóstoles y además llegaron a Cristo antes que yo. Saluden a Ampliato, a quien quiero en el Señor.
Saluden a Urbano, colaborador nuestro en la obra de Cristo, y a mi querido Estaquio. Salúdense unos a otros con el beso santo. Los saludan todas las Iglesias de Cristo. Yo, Tercio, que escribo la carta, los saludo en el Señor. Los saluda Gayo, que me hospeda a mí y a toda esta Iglesia. Los saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y Cuarto, el hermano. Al que puede consolidarlos según mi Evangelio y el mensaje de Jesucristo que proclamo, conforme a la revelación del Misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora mediante las Escrituras proféticas, dado a conocer según disposición del Dios eterno para que todas las gentes llegaran a la obediencia de la fe; a Dios, único sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmos 144
R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
• Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza. R/.
• Una generación pondera tus obras a la otra, y le cuenta tus hazañas. Alaban ellos la gloria de tu majestad, y yo repito tus maravillas. R/.
• Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles. Que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 16, 9-15
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: “Gánense amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando les falte, los reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto. Pues, si no fueron fieles en la riqueza injusta, ¿quién les confiará la verdadera? Si no fueron fieles en lo ajeno, ¿lo de ustedes, quién se lo dará? Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No pueden servir a Dios y al dinero”. Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él. Y les dijo: “Ustedes se las dan de justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
• ¡Cuántos laicos y laicas “anónimos”, que no salen en las revistas de la Iglesia, están aportando una contribución valiosísima en la catequesis, en la pastoral de los niños o de los enfermos, en las misiones, en el sostenimiento también económico de las obras de la Iglesia! Parece que nadie se acuerda de agradecérselo. Pero seguro que están en la lista de Dios.
Pablo saluda a todos. Nombra y agradece a cada uno lo que ha hecho. Es como Jesús, que llama por su nombre a Marta y a María, y a la Magdalena, y a Tomás y a Pedro y a Felipe. ¿Sabemos saludar y agradecer nosotros? ¿Sabemos los nombres de las personas que colaboran en el equipo de liturgia, o en el consejo pastoral, o en los grupos de catequesis o de atención a los enfermos? ¿O nuestra comunidad es una sociedad anónima?
• El dinero y todos los demás bienes de este mundo son buenos. Para la familia, para la comunidad, para las obras de la Iglesia, necesitamos apoyos materiales. Pero depende del uso que hagamos de ellos. Nos pueden ayudar a conseguir nuestras metas fundamentales, o nos pueden estorbar.
Jesús nos dice que debemos “ganarnos amigos con el dinero injusto, para que cuando nos falte, nos reciban en las moradas eternas”. En el caso del administrador, entendemos bien la alusión, por las trampas que hizo en las cuentas a favor de los clientes. Pero no se nos explica aquí en qué puede consistir para los cristianos este “ganarse amigos” con el dinero. Según el tono de todo el Evangelio de Lucas, este buen uso que tenemos que hacer del dinero es compartirlo con los demás. Lo contrario de lo que hicieron el terrateniente que soñaba con ampliar sus graneros o el rico epulón que ignoraba al pobre que tenía a la puerta de su casa.
El dinero es un medio y, como tal, relativo, no absoluto. No podemos participar en la desenfrenada carrera que existe en este mundo por poseer cada vez más dinero. La ambición, la codicia y la avaricia no deben darse en un cristiano, y menos en la comunidad eclesial. No podemos “servir al dinero”, porque entonces descuidaremos las cosas de Dios. No podemos servir a dos señores.
para reflexionar
• ¿Somos solidarios con nuestros hermanos más necesitados y los apoyamos sin esperar nada a cambio?
ORACIÓN FINAL
Que nunca nada ni nadie distorsione de tal manera la realidad que vivo que me aparte de ti. Que la gran tentación del poder pase de largo de mi casa. Tú eres mi modelo, admiro tu libertad, aspiro a tu libertad. Amén.
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