PRIMERA LECTURA
De la Primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6.9-11
Hermanos: En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitan que les escriba, pues ustedes saben perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: “paz y seguridad”, entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero ustedes, hermanos, no viven en tinieblas, de forma que ese día los sorprenda como un ladrón; porque todos son hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Así, pues, no nos entreguemos al sueño como los demás, sino estemos en vela y vivamos sobriamente. Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos con Él. Por eso, anímense mutuamente y edifíquense unos a otros, como ya lo hacen.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 26
R. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
• El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R/.
• Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R/.
• Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz: “¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús de Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios”. Pero Jesús le increpó diciendo: “¡Cállate y sal de él!”. Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño. Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí: “¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen”. Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
● A todos nos hace bien pensar en el futuro. Como a un viajero no se le olvida el destino que está marcado en el billete. Como al estudiante no le resulta superfluo pensar en el fin del curso y sus evaluaciones. Pablo nos invita a vivir en vigilancia, con una cierta tensión, aprovechando el tiempo, como “hijos de la luz”, sin dejarnos adormecer por las cosas del camino. Además, Pablo da un consejo fundamental para que la comunidad cristiana encare con esperanza su marcha hacia adelante: “Anímense mutuamente y ayúdense unos a otros a crecer, como ya lo hacen”.
Seguirá infundiéndonos respeto la muerte, pero dentro del miedo sentiremos también confianza. Lo que nos da esperanza es saber que “Dios nos ha destinado a obtener la salvación por medio de Jesús”, para que “despiertos o dormidos, vivamos con Él”.
● El Señor resucitado quiere seguir liberándonos a nosotros de nuestros males. ¿Cuáles son nuestros “demonios” particulares? ¿Cuáles nuestras esclavitudes: envidias, miedo, depresiones, egoísmo, materialismo? Jesús está siempre dispuesto a curarnos. Cuando se nos dice, al invitarnos a comulgar en la misa, que Él es “el que quita el pecado del mundo”, entendemos que nos quiere totalmente libres, en el sentido más pleno de la palabra.
Pero también quiere que colaboremos con Él en la curación de los demás. La fuerza curativa de Jesús pasó a su comunidad: por eso Pedro y Juan curaron al paralítico del Templo “en nombre de Jesús”. La Iglesia, sobre todo por sus sacramentos, pero también por su acogida humana, por su palabra de esperanza, por su anuncio de la Buena Noticia del amor de Dios, debería estar curando males y “posesiones” de todos. Repartiendo esperanza. Liberando de esclavitudes. Venciendo al mal.
PARA REFLEXIONAR
● ¿A través de qué signos descubrimos el poder renovador de la Palabra de Dios que diariamente nos comunica su amor y nos libera?
ORACIÓN FINAL
Señor, enséñanos a descubrir a Cristo en nuestros hermanos, que no nos dejemos llevar por las apariencias, expresión del pecado, que nos impiden ser auténticamente cristianos. Amén.
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