PRIMERA LECTURA
De la Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 25-35
Hermanos: Respecto al celibato no tengo órdenes del Señor, sino que doy mi parecer como hombre de fiar que soy, por la misericordia del Señor. Estimo que es un bien, por la necesidad actual: quiero decir que es un bien vivir así. ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿Estás libre? No busques mujer; aunque, si te casas, no haces mal; y, si una soltera se casa, tampoco hace mal. Pero estos tales sufrirán la tribulación de la carne, que yo quisiera evitarles. Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante.
Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la apariencia de este mundo pasa. Quiero que se ahorren preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido. Les digo todo esto para su bien, no para ponerles una trampa, sino para inducirlos a una cosa noble y al trato asiduo con el Señor sin preocupaciones.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 44
R. Llega el esposo; salgan a recibir a Cristo, el Señor.
• Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna; prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu señor. R/.
• Ya entra la princesa, bellísima, vestida de perlas y brocado; la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes, la siguen sus compañeras. R/.
• Las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. A cambio de tus padres, tendrás hijos, que nombrarás príncipes por toda la tierra. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: “¿Es lícito a uno repudiar a su mujer por cualquier motivo?”. Él les respondió: “¿No han leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Ellos insistieron: “¿Y por qué prescribió Moisés dar acta de divorcio y repudiarla?”.
Él les contestó: “Por la dureza de su corazón les permitió Moisés divorciarse de sus mujeres; pero al principio, no era así. Ahora les digo yo que, quien repudie a su mujer –salvo el caso de fornicación– y se case con otra, comete adulterio”. Los discípulos le replicaron: “Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse”. Pero Él les dijo: “No todos entienden este lenguaje, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el Reino de los Cielos. El que pueda entender, que entienda”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
● Es evidente que el que gobierna debe tener unas cualidades nada fáciles: dotes de mando y liderazgo, equilibrio, vocación de servicio. Pero la Biblia lo ve todo desde el prisma religioso y, por eso, nos invita a elegir según los criterios de Dios, no según los meramente humanos. El salmo nos recuerda la ayuda de Dios como factor decisivo en la elección y en la actuación de quienes tienen el poder: “El rey se alegra por tu fuerza... le has concedido el deseo de su corazón, te adelantaste a bendecirlo con el éxito... le concedes bendiciones incesantes”.
● Los caminos de Dios son sorprendentes. No siguen nuestra lógica. Él sigue llamando a su viña a jóvenes y mayores, a fuertes y a débiles, a hombres y mujeres, a religiosos y laicos. ¿Tendremos envidia de que Dios llame a otros “distintos”, o que premie de la misma manera a quienes no tienen tantos méritos como creemos tener nosotros?
Abrahán fue llamado a los setenta y cinco años. Samuel, cuando era un jovencito. Mateo, desde su mesa de recaudador. Pedro tuvo que abandonar su barca. Algunos de nosotros hemos sido llamados desde muy niños, porque las condiciones de una familia cristiana lo hicieron posible. Otros han escuchado la voz de Dios más tarde. El ladrón bueno ha sido considerado como el prototipo de quienes han recibido el premio del cielo, habiendo sido llamados en la hora undécima.
Si nos sentimos demasiado “de primera hora”, mirando por encima del hombro a quienes se han incorporado al trabajo a horas más tardías, estamos adoptando la actitud de los fariseos, que se creían superiores a los demás.
PARA REFLEXIONAR
A la luz de la Palabra de hoy conviene, pues, preguntarnos: ¿Nos consideramos buenos obreros en la viña del Señor?
ORACIÓN FINAL
Oh, Dios, cuya generosidad y ternura son infinitas, que das a cada uno según lo pactado, haz que también nosotros demos testimonio de tu gratuidad, teniendo en gran estima a nuestros semejantes, sin distinción de raza o condición social. Amén.
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