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Pan de la Palabra


01 Junio 2023

  • Memoria obligatoria – Semana 8ª del Tiempo Ordinario
  • Rojo
  • SAN JUSTINO, MÁRTIR

PRIMERA LECTURA

Del libro del Sirácida 42, 15-25

Voy a recordar las obras del Señor, voy a contar lo que he visto. Por la palabra del Señor fueron hechas sus obras, y la creación está sometida a su voluntad. El sol radiante todo lo contempla, de la gloria del Señor está llena su obra. Ni siquiera los santos del Señor son capaces de contar todas las maravillas que el Señor omnipotente ha establecido firmemente, para que el universo subsista ante su gloria. Él sondea el abismo y el corazón, y penetra todos sus secretos. Pues el Altísimo conoce toda la ciencia y escruta las señales de los tiempos. Anuncia lo pasado y lo futuro, y descubre las huellas de las cosas ocultas.

No se le escapa ningún pensamiento, ni una palabra se le oculta. Puso en orden las grandezas de su sabiduría, porque Él existe desde siempre y por siempre; nada se le puede añadir ni quitar, y no necesita de consejero alguno. ¡Qué deseables son todas sus obras! Y lo que contemplamos es apenas un destello. Todas viven y permanecen eternamente, y lo obedecen en cualquier circunstancia. Todas las cosas son de dos en dos, una frente a otra, no ha creado nada imperfecto. Una cosa confirma la excelencia de otra, ¿quién puede cansarse de contemplar su gloria?

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Isaías 32
R. La palabra del Señor hizo el cielo

• Den gracias al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas; cántenle un cántico nuevo, acompañando los vítores con bordones. R/.


• La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/.


• La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus ejércitos; encierra en un odre las aguas marinas, mete en un depósito el océano. R/.

• Tema al Señor la tierra entera, tiemblen ante Él los habitantes del orbe: porque Él lo dijo, y existió; Él lo mandó y todo fue creado. R/.

 

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Marcos 10, 46-52

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: “Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí”. Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo”. Llamaron al ciego, diciéndole: “Ánimo, levántate, que te llama”. Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: “¿Qué quieres que te haga?”. El ciego le contestó: “‘Rabbuní’, que recobre la vista”. Jesús le dijo: “Anda, tu fe te ha salvado”. Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

• Jesús se ofrece a sí mismo. En la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, la liturgia ofrece a nuestra meditación el relato de Lucas sobre la Última Cena del Señor que, siguiendo su mandato: “Hagan esto en memoria mía”, seguimos haciendo presente en la Iglesia cuando celebramos la Eucaristía, la Cena del Señor. La Carta a los Hebreos subraya la diferencia del sacerdocio de Jesús con el de los sacerdotes de la antigua alianza. Ellos ofrecían repetidamente sacrificios de víctimas por ellos y por los demás. Cristo se ofrece a sí mismo a Dios “como víctima sin defecto”, como culto al Dios vivo. Lo muestran el pan partido, su cuerpo entregado por nosotros, y la copa de la nueva alianza, sellada con su sangre, que se derrama por nosotros.

 

En la Eucaristía, el pueblo cristiano se une a Cristo Sacerdote, con la reunión, la escucha de la Palabra y la celebración de la comunión eucarística. Esa es la finalidad: que toda la comunidad participe de Cristo y de la doble mesa a la que nos invita, la Palabra y el Sacramento. Cristo ha querido que, dentro de la comunidad, algunos participen de un ministerio ordenado, personificando al mismo Cristo, Pastor y Cabeza, y que lo hagan para bien de la comunidad entera, siguiendo las huellas del Sumo Sacerdote: “Al entregar su vida por ti y por la salvación de los hermanos, van configurándose a Cristo y así dan testimonio constante de fidelidad y de amor”.

 

PARA REFLEXIONAR

 ¿Cómo es nuestra actitud en la celebración eucarística? ¿Participamos de la Eucaristía por simple tradición social o por convicción?

 

ORACIÓN FINAL

Señor, danos sacerdotes a la medida de tu corazón. Que enseñen las grandes lecciones de tu Evangelio, que transmitan, con la fuerza de su testimonio, los más hermosos valores de tu Reino: la verdad, el amor, la justicia, la libertad, la bondad, la generosidad y la paz. Amén.

 

 


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