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Pan de la Palabra


08 Mayo 2023

  • Semana 5ª de Pascua
  • Blanco
  • Beata Madre María de San José

PRIMERA LECTURA

De los Hechos de los Apóstoles 14, 5-18

En aquellos días, cuando en Iconio se produjeron conatos de violencia de parte de los gentiles y de los judíos, con sus autoridades, para maltratar a Pablo y Bernabé y apedrearlos; al darse cuenta de la situación, huyeron a las ciudades de Licaonia, a Listra y Derbe y alrededores, donde se pusieron a predicar el Evangelio. Había en Listra, sentado, un hombre impedido de pies; cojo desde el seno de su madre, nunca había podido andar. Estaba escuchando las palabras de Pablo, y este, fijando en él la vista y viendo que tenía una fe capaz de obtener la salud, le dijo en voz alta: “Levántate, ponte derecho sobre tus pies”.

El hombre dio un salto y echó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua de Licaonia: “Los dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos”. A Bernabé lo llamaban Zeus, y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad trajo a las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio. Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando y diciendo: “Hombres, ¿qué hacen ustedes? También nosotros somos humanos de la misma condición de ustedes; les anunciamos esta Buena Noticia: que dejen los ídolos vanos y se conviertan al Dios vivo ‘que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen’. En las generaciones pasadas, permitió que cada pueblo anduviera por su camino; aunque no ha dejado de dar testimonio de sí mismo con sus beneficios, mandándoles desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoles comida y alegría en abundancia”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 113B
R. No a nosotros, Señor, sino a tu nombre da la gloria.

• No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tu bondad, por tu lealtad. ¿Por qué han de decir las naciones: “Dónde está su Dios”? R/.


• Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace. Sus ídolos, en cambio, son plata y oro, hechura de manos humanas. R/.

• Benditos sean del Señor, que hizo el cielo y la tierra. El cielo pertenece al Señor, la tierra se les ha dado a los hombres. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Juan 14, 21-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él”. Le dijo Judas, no el Iscariote: “Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?”. Respondió Jesús y le dijo: “El que me ama guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la Palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy a su lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien se lo enseñe todo y les vaya recordando todo lo que les he dicho”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 En nuestra vida a veces experimentamos éxitos, y otros fracasos. Momentos de serenidad y momentos de tensión y zozobra. Deberíamos estar dispuestos a todo. Sin perder en ningún momento la paz ni el equilibrio interior y, sobre todo, sin permitir que nada ni nadie nos desvíe de nuestra fe y de nuestro propósito de dar testimonio de Jesús en el mundo de hoy. También hay otras direcciones en que nos interpela la primera lectura de hoy. ¿Nos buscamos a nosotros mismos? Como Pablo y Bernabé, tendremos que luchar a veces contra la tentación de “endiosarnos” nosotros, recordando que “somos mortales igual que ustedes”. Nuestra catequesis no debe atraer a las personas hacia nosotros, sino claramente hacia Cristo y hacia Dios.

 

¿En qué consiste la manifestación del Padre? La respuesta a esta pregunta está impresa en el corazón de la humanidad, en la experiencia humana universal. Observa la vida de las personas que practican el amor y hacen de su vida una entrega a los demás. Examina tu propia experiencia. Independientemente de la religión, de la clase, de la raza o del color, la práctica del amor nos da una paz profunda y una alegría que consiguen convivir con el dolor y el sufrimiento. Esta experiencia es el reflejo de la manifestación del Padre en la vida de las personas. Y es la realización de la promesa: “Yo y mi Padre vendremos a él y haremos morada en él”.

 

PARA REFLEXIONAR

Tenemos la promesa del don del Espíritu para ayudarnos a entender la Palabra de Jesús. ¿Invocamos la luz del Espíritu cuando vamos a leer y a meditar la Escritura?

 

ORACIÓN FINAL

Te bendecimos, Señor, todos los días y alabamos tu nombre por siempre. Qué grande eres, Señor, muy digno de alabanza, tu grandeza carece de límites. Amén.

 


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