PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis 2, 4b-9.15-17
El día en que el Señor Dios hizo tierra y cielo, no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el suelo; pero un manantial salía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo. Entonces el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo. Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal. El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara. El Señor Dios dio este mandato al hombre: “Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comerás, porque el día en que comas de él, tendrás que morir”.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo103
R. ¡Bendice, alma mía, al Señor!
• Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.
• Todos ellos aguardan a que les eches comida a su tiempo: se la echas, y la atrapan; abres tu mano, y se sacian de bienes. R/.
• Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo; envías tu espíritu, y los creas, y repueblas la faz de la tierra. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: “Escuchen y entiendan todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre”. Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: “¿También ustedes siguen sin entender? ¿No comprenden? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina”. (Con esto declaraba puros todos los alimentos). Y siguió: “Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
• Nunca admiraremos bastante la maravilla de la creación que es el cuerpo humano. El relato bíblico nos está queriendo decir que venimos del mismo Dios, de su mano moldeadora, de su aliento de vida. Somos obra de Dios. Él nos ha pensado desde toda la eternidad.
Por una parte, somos parte de la tierra, estamos hechos de arcilla. Dios nos ha hecho dueños de la creación, en perfecta armonía –hasta que llegó el pecado– con los animales y las plantas y la naturaleza. Nuestro origen de la arcilla nos recuerda nuestra caducidad y la conexión íntima con este cosmos que no es eterno. Pero a la vez hemos nacido del aliento vital de Dios y eso ilumina nuestro destino de esperanza. Que se verá plenamente cumplida cuando nos envíe su Espíritu Santo, su Aliento, y nos incorpore a la vida pascual de Cristo Jesús el día de nuestro Bautismo.
Somos arcilla y somos espíritu. El Miércoles de Ceniza se nos recuerda: “Eres polvo y en polvo te convertirás”. Pero el Soplo de Dios, el Espíritu Santo “Señor y dador de vida”, al igual que en Pascua resucitó a Jesús a una nueva existencia, en Pentecostés toma posesión de la Iglesia, y en el Bautismo y Confirmación de cada uno de nosotros, para que vivamos la vida nueva del Resucitado. Podemos hacer nuestro el salmo de hoy: “Dios mío, qué grande eres... envías tu aliento y los creas, y repueblas la faz de la tierra”.
Somos barro, pero somos imagen de Dios. Eso nos invita a dar gracias a Dios por habernos dado su ser y su vida. Y también a amar al prójimo, que es barro como nosotros y, al igual que nosotros, imagen de Dios.
El defecto de los fariseos puede ser precisamente el defecto de las personas piadosas, deseosas de perfección, que a veces por escrúpulos y otras por su tendencia a refugiarse en lo concreto, pierden de vista la importancia de las actitudes interiores, que son las que dan sentido a los actos exteriores.
para reflexionar
Leamos despacio la lista de las trece cosas que Jesús dice que pueden brotar de un corazón pervertido: malos propósitos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. ¿Cuáles de ellas brotan alguna vez de nuestro interior?
ORACIÓN FINAL
Danos, Señor, un corazón nuevo; así toda nuestra vida cambiará por completo y recuperaremos la pureza original de nuestra imagen a tu semejanza, tal como salió de tus manos creadoras. Amén.
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