PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que me oigas, te gritaré: ¡Violencia!, sin que me salves? ¿Por qué me haces ver crímenes y contemplar opresiones? ¿Por qué pones ante mí destrucción y violencia, y surgen disputas y se alzan contiendas? Me respondió el Señor: Escribe la visión y grábala en tablillas, que se lea de corrido; pues la visión tiene un plazo, pero llegará a su término sin defraudar. Si se atrasa, espera en ella, pues llegará y no tardará. Mira, el altanero no triunfará; pero el justo por su fe vivirá.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 94
R/. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: “No endurezcan su corazón”
• Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R/.
• Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque Él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que Él guía. R/.
• Ojalá escuchen hoy su voz: “No endurezcan el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando sus padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras”. R/.
SEGUNDA LECTURA
De la Segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 6-8.13-14
Querido hermano: Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza. Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios. Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 5-10
En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor dijo: “Si tuvieran fe como un granito de mostaza, dirían a esa morera: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y les obedecería. ¿Quién de ustedes, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: ‘Enseguida, ven y ponte a la mesa’? ¿No le dirán más bien: ‘Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú’? ¿Acaso tienen que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo ustedes: cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, digan: ‘Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer’”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
• Auméntanos la fe. Jesús nos invita a purificar las intenciones y las motivaciones de nuestro trabajo. Lo cual nos va muy bien al iniciar una nueva etapa de las actividades escolares o comunitarias. Al menos en algunas épocas de la vida, a todos nos cuesta creer. No tenemos la misma fe de Abrahán, que obedeció y se puso en camino sin saber a dónde lo llevaba Dios. Ni la de María, que aceptó el plan de Dios en su vida, aunque luego el anciano Simeón le avisó que una espada le iba a atravesar el alma. Tal vez merecemos también nosotros la queja de Jesús: “Hombres de poca fe, ¿por qué dudan?”.
Tendremos que pedir a Dios, con voz bastante fuerte: “¡Señor, auméntanos la fe!”. Como lo hicieron los apóstoles a Jesús, después de haber escuchado, un poco asustados, lo que en domingos pasados hemos escuchado que les decía sobre las exigencias que comporta el seguimiento de Jesús y lo de la puerta estrecha para salvarse.
Ser cristiano supone opciones nada fáciles. Pueden presentarse obstáculos desde fuera o fatiga y desánimo desde dentro.
Jesús nos avisó más de una vez que no íbamos a encontrar demasiadas facilidades en nuestro camino. Pero el mejor ejemplo de valentía y perseverancia en el camino es el del mismo Jesús, que ante Pilato dio testimonio valiente: “Yo para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad”. Y fue coherente hasta la muerte en esta fidelidad a su misión. También nos hizo la gran promesa: “Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
para reflexionar
• ¿Oramos siempre para que el Señor aumente nuestra fe o nos dirigimos a Él solo cuando nos conviene?
ORACIÓN FINAL
Señor, auméntanos la fe y purifica nuestro corazón, para que sepamos responder con generosidad a tu infinito amor de Padre. Amén.
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