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Pan de la Palabra


11 Julio 2022

  • Memoria obligatoria – Semana 15ª del Tiempo Ordinario
  • Blanco
  • SAN BENITO, ABAD

PRIMERA LECTURA

Del libro de Isaías 1, 10-17

Oigan la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra: “¿Qué me importa el número de sus sacrificios? –dice el Señor–. Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y chivos no me agrada. ¿Por qué entran a visitarme? ¿Quién pide algo de sus manos cuando pisan mis atrios? No me traigan más dones vacíos, más incienso execrable. Novilunios, sábados, asambleas, no los aguanto. Sus solemnidades y fiestas las detesto; se me han vuelto una carga que no soporto más. Cuando extienden las manos, cierro los ojos; aunque multipliquen las plegarias, no los escucharé. Sus manos están llenas de sangre. Lávense, purifíquense, aparten de mi vista sus malas acciones. Cesen de obrar mal, aprendan a obrar bien; busquen el derecho, enderecen al oprimido; defiendan al huérfano, protejan a la viuda”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 49
R/.
 Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

• “No te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaustos ante mí. Pero no aceptaré un becerro de tu casa, ni un cabrito de tus rebaños”. R/.
• “¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos?”. R/.

• “Esto haces, ¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en cara. El que me ofrece acción de gracias, ese me honra; al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios”. R/.

 

EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 34–11, 1

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: “No piensen que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí.

El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que los recibe a ustedes, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, solo porque es mi discípulo, no perderá su paga, se lo aseguro”. Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

• La cruz, signo de amor y de vida. A partir del evangelio de hoy, la cruz aparece en la raya del horizonte cristiano como signo fehaciente del seguimiento de Jesús, porque es señal de amor, lo mismo que dar la vida por alguien. Y esto segundo es la prueba suprema de amor. Viendo la imagen de Cristo crucificado, porque así amó Dios al hombre (Jn 3, 16), se entiende que la cruz y el dar la vida por amor son sinónimos para el discípulo de Jesús. Sus palabras de hoy son algo más que expresiones metafóricas. Él pretende inculcarnos un modo de pensar y un estilo de vivir para poder realizar cada día el seguimiento que nos pide.

 

Con la cruz de Cristo se signa toda nuestra vida cristiana en los sacramentos, a partir ya del bautismo. La cruz bautismal sobre nuestra frente, junto con el agua y el Espíritu, nos dio el nombre de cristianos. Pero este no es un título conferido por simple herencia, y menos honoris causa; hay que pasar las pruebas pertinentes, nos dice hoy Jesús. “El que no abraza su cruz y me sigue, no es digno de mí”.

 

Meditar, asimilar y transmitir íntegro el mensaje de Cristo requiere no silenciar la cruz en la vida del cristiano. Recordarlo es deber del servidor de la palabra, del educador de la fe y de los padres cristianos respecto de sus hijos.

 

para reflexionar

• ¿Revisamos con frecuencia nuestras prácticas de piedad, para discernir si son fruto del compromiso ético que Dios nos pide, o se han vuelvo sustitutos del mismo?

 

ORACIÓN FINAL

Señor Jesús, haznos discípulos dignos ti. Concédenos entender, por tu Palabra y tu ejemplo, que la medida de nuestra libertad es la capacidad de amar y de ascesis evangélica. Amén.

 


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