Evangelio del día: Marcos 8, 11-13
Aunque no podamos ver a Dios, Él está siempre a nuestro lado cuidándonos y escuchándonos cuando le hablamos por medio de la oración. Sin embargo, cuántas veces nos ha pasado que para poder creer, confiar en Él, le pedimos pruebas, le ponemos condiciones. Jesús critica esta actitud, pues desconfiar de la presencia de Dios, de su amor, de su misericordia, es no tener fe. Dios es como nuestro corazón, no lo vemos, pero lo podemos sentir dentro de nosotros dándonos vida. Cuando el corazón deja de latir, es que estamos muertos; igualmente, si dejamos de creer en Dios, es que estamos muertos espiritualmente.