Evangelio del día: Marcos 6, 53-56
Muchas personas buscaban a Jesús para que las curara. ¡Imagínate, lo seguían multitudes! Y como, muchas veces, no lograban llegar hasta Él para pedirle que los curara, como podían se acercaban hasta por lo menos tocar alguna parte de su túnica. Ellos creían que así serían curados, y, en efecto, muchos fueron compensados a causa de su fe y fueron sanados. Esto pasa porque cuando Jesús nos toca, toca nuestro corazón y nuestra mente, nos sanamos de tantas cosas que nos hacen mal, no solo enfermedades físicas, sino también del alma: Jesús nos sana del rencor, de la envidia, de los malos sentimientos. ¡Déjalo entrar y quedarse en tu corazón”!