18 Enero 2020
Evangelio del día: Marcos 2, 13-17
El cero estaba triste, nadie lo quería, solo causaba daños y cuando se ponía delante de cualquier número era un gran problema: “¡0.5, 08!”, decía la profesora, mientras los niños con lágrimas en los ojos, recogían sus evaluaciones. Ellos estaban tristes y odiaban al cero, era malo, malo, malo. Sin embargo, Juancho invitó al curso a asumir las consecuencias: el cero no tenía la culpa, ellos no habían estudiado. Había que integrar al cero y aceptarlo como a los otros números. Los niños reflexionaron y lograron integrar al cero a sus juegos y qué alegría cuando el cero se juntaba con el uno en una evaluación. Formaba un bello diez. Jesús nunca habría hecho a un lado al cero, Él nunca separó a los buenos de los malos, a los justos de los pecadores, a todos nos ama por igual, y todos somos igual de valiosos para Él; sin embargo, Jesús busca a aquellos que se apartan de Él para que se conviertan, para que su vida cambie y puedan ser felices y llevar felicidad verdadera a los demás, ¡como lo hace el 0 cuando se junta con el uno para formar un diez!
