Para meditar
Las ovejas reconocían la voz del pastor, se levantaban y salían detrás de él a pastar. Todos los días había peligros de asaltos. Los ladrones entraban por una hendidura, quitando las piedras del muro que rodeaba, para robar las ovejas. No entraban por la puerta, porque allí estaba el guardián vigilando.
Aquellos que escuchaban, los fariseos, no entendían lo que significaba “entrar por la puerta”. Entonces Jesús lo explica: “¡Yo soy la puerta! Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores”. ¿De quién está hablando Jesús con esta frase tan dura? Probablemente, por su manera de hablar de los salteadores, se refería a los jefes religiosos que arrastraban a la gente detrás de ellos, pero no respondían a sus expectativas. No estaban interesados en el bien del pueblo, sino al contrario, en su propio dinero y bienestar. Engañaban a la gente y la abandonaban a su suerte. El criterio fundamental para discernir entre el pastor y el salteador es la defensa de la vida de las ovejas. Jesús dice: “¡Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia!”. Entrar por la puerta significa imitar la conducta de Jesús en defensa de la vida de las ovejas. Jesús pide a la gente tomar la iniciativa de no seguir a quien se presenta como si fuera pastor, pero que no está interesado en la vida de la gente.
Para reflexionar
● ¿Será que nuestra acción pastoral continúa la misión de Jesús Pastor? ¿Cómo volver límpida nuestra mirada para poder ver al verdadero Jesús de los Evangelios?
Oración final
Oh, Divino pastor, perdónanos por las veces que no hemos sido pastores del prójimo, porque no te conocíamos y no hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance para conocerte, desconocíamos a nuestros hermanos y sus necesidades. Amén.
Complementa los ocho (8) pasos de la Lectio Divina adquiriendo el Misal Pan de la Palabra