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Santa Misa IV Domingo de Cuaresma



Santa Misa IV Domingo de Cuaresma

Para meditar

La elección de una persona para un puesto de mando tiene una serie de requisitos de actitud y aptitud, incluso fijándose en los títulos que los respaldan. Cuando Dios elige no se fija en las apariencias, sino en la docilidad del corazón, la humildad y la sabiduría. David es ungido rey de Israel, el máximo cargo en el pueblo, aun cuando todos sus hermanos tenían mejores cualidades.

Los criterios de elección de Dios en Cristo están en sintonía con la idea de que Él revela su poder precisamente en la debilidad, muestra su luz justo a través de un pueblo que vivía en las tinieblas, exhibe sus valores entre gente que vivía una conducta totalmente contrapuesta. Por eso, en Cristo hemos sido liberados de todo temor, teniendo acceso a la gracia por su misterio pascual.

Para Dios todo es posible. Y así lo descubrimos, cuando Él revela su luz y su misericordia justamente en medio de lo que los demás consideran pecado, pero que para Él es una maravillosa oportunidad para revelar su amor. Jesús es revelador de este poder, quien, pasando por encima de la naturaleza de la enfermedad, sana al enfermo y abre su ser al misterio de Dios.

El misterio de la misericordia de Dios sorprende e impresiona una y otra vez, obligando a ir más allá de los límites conocidos, rompiendo nuestros mezquinos paradigmas y ofreciendo la salvación a quien menos se lo espera. Jesús es la encarnación de la misericordia de Dios, que más que fijarse en quien peca, se fija en quien necesita experimentar, en la propia carne, la misericordia, la salvación y la luz divina. La palabra cuestiona conceptos reduccionistas de la salvación, amplía los horizontes en dimensiones que superan toda nuestra capacidad, revela al Dios que se comunica.

Para reflexionar

● ¿Estamos siguiendo durante esta Cuaresma un proceso de continua iluminación con la Palabra del Señor?

Oración final

Señor, concédenos el don de tu luz para ver más allá de nuestras mezquindades, contemplar la universalidad de tu salvación y gozar de tu Iglesia, formada por todas las naciones. Amén.


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