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Para meditar
La luz es una de las grandes necesidades del ser humano, ella es seguridad, es certeza, hace el camino fácil. También en el ámbito de la fe la luz es primordial ya desde la primera página de la Escritura.
Anunciar la llegada de la luz es buena noticia siempre, es liberación de las tinieblas, es gozar de la presencia de Dios que lo trasforma todo y lo vuelve luminoso, dándole color a la vida.
La luz se opone a las tinieblas, ella las hace evidentes, ella revela lo que no está en orden. Pablo se esfuerza por construir una comunidad cristiana en medio de las tinieblas del mundo pagano de Corinto, y una forma de hacerla creíble es superando las posibles divisiones entre sus miembros. Es, además, una forma de testimoniar a quién pertenece la comunidad y en nombre de quién se reúne.
La llegada de Jesús significa el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento, según las cuales la luz alumbraría no solo a la comunidad de Israel, sino más allá, hasta rebasar los límites impuestos por las personas. Dios es luz y su luz abarca a todo el que esté bien dispuesto a abandonar las tinieblas de la ignorancia, del engaño, de la maldad, del pecado, de la ira de Dios.
Cuando Cristo se hace presente en la vida de las personas, éstas experimentan un giro total en sus vidas, Él no solo ilumina toda la existencia y todo en ella, sino que la orienta en otra dirección, cambia el modo de ejercer una profesión, amplía horizontes, da certeza aun en medio de su llamada a seguirlo sin saber hacia dónde conducirá. Él convierte en luz a quien llama para que su salvación llegue hasta los confines de la tierra y todo sea iluminado por Él. Sintámonos orgullosos y felices de haber sido llamados a ser luz, a irradiar su presencia y llevar su Buena Nueva.
Para reflexionar
● ¿Estamos dispuestos a predicar y dar testimonio en “la frontera”, y no solo en los ambientes más pacíficos y libres de peligro?
Oración final
Señor, somos el pueblo que caminaba en tinieblas y hemos visto una gran luz. Vivíamos en tierra de sombras y una luz resplandeció. Amén.
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