Este Espíritu, que nos viene del Padre (Jn 14, 16) y del Hijo (Jn 16, 27-8), comunica la profunda unidad existente entre el Padre y el Hijo (Jn 15, 26-27). Los cristianos miraban la unidad de Dios para poder entender la unidad que debía existir entre ellos (Jn 13, 3435; 17, 21).
Hoy decimos: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En el Apocalipsis se dice: “De Aquel que es, que era y que viene, de los siete espíritus, que están delante de su trono, y de Jesucristo, el testigo veraz, el primogénito de los muertos y el príncipe de los reyes de la tierra” (Ap 1, 4-5). Con estos nombres, Juan dice lo que es y lo que piensan las comunidades y esperan en el Padre en el Hijo y en el Espíritu Santo.
PARA REFLEXIONAR ¿Cuál es la experiencia central del evangelista y de las comunidades, que se transparenta en el texto? ¿Qué te dice el texto sobre el amor de Dios?
RACIÓN FINAL Señor Jesús: renueva en nosotros la presencia del Espíritu, para que nos configure contigo, y podamos ser reflejo y testimonio del Dios Trinidad en el mundo. Amén.