PARA MEDITAR
Jesús toma una firme decisión de ir a Jerusalén; no es algo fácil, pues implica ir al encuentro de la muerte, padecer a manos de los hombres; ésa es su vocación en cuanto Señor que da la vida. El seguimiento de Él implica la ruptura con todo y con todos para vivir en la itinerancia, en la firme decisión de hacer la voluntad de Dios, que implica un “es necesario” que se padezca.
La palabra nos habla de vocación y nos da las pautas para comprender lo que significa seguir al Señor. Implica, entre otras cosas, la disponibilidad para abandonarlo todo, dejar atrás el oficio que se tenía, entrar de lleno en el camino de la libertad, saber que la itinerancia será una realidad, que no se ofrece nada más que el seguir un camino. Desde luego que se ofrece algo mejor que todo lo material, la persona de Jesús, el Reino de los cielos, la cercanía a la persona del Hijo de Dios. Abandonemos nuestras posiciones cómodas para ir detrás de quien nos conduce por el fascinante camino del servicio a Dios.