PARA MEDITAR
A la propuesta de Judas, deseoso de que Jesús se manifieste al mundo, Jesús responde con la propuesta del amor activo. Amar a Jesús es guardar su Palabra, esto es, asumir con Él el proyecto del Padre. Es la única condición para pertenecer a la familia de Dios: el que guarda la Palabra de Jesús se convierte en morada del Padre y del Hijo. Se vuelve hijo con el Hijo.
Amar, en general, significa para nosotros quererse, estar juntos, tomar decisiones para construir el futuro, darse… pero amar a Jesús no es la misma cosa. Amarlo significa hacer como ha hecho Él, no retroceder frente al dolor, a la muerte; amar como Él significa ponerse a los pies de los hermanos, para responder a sus necesidades vitales; amar como Él nos puede llevar lejos… es así como la palabra se convierte en pan cotidiano que alimenta y la vida se convierte en cielo por la presencia del Padre.
Si no hay amor, las consecuencias son desastrosas. Las palabras de Jesús se pueden guardar, solamente si hay amor en el corazón; de otro modo parecen propuestas absurdas. Aquellas palabras no son de un hombre, nacen del corazón del Padre que propone a todos ser como Él. No se trata de hacer cosas en la vida, por buenas que sean. Es necesario ser hombres, ser imágenes semejantes a quien no cesa jamás de donarse a sí mismo.
PARA REFLEXIONAR
ORACIÓN
Espíritu Santo, ilumina los pasos de nuestras comunidades así como guiaste las decisiones de la comunidad cristiana de Jerusalén; danos tu fuerza para dar testimonio del Evangelio, así como fortaleciste a los mártires para anunciar el nombre de Cristo. Amén.
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