PARA MEDITAR
Este relato del evangelio, rico de una gran intensidad teológica, se pone como el centro de un recorrido de fe y de encuentro con el Señor Jesús, que nos conduce desde la sordera a la capacidad plena de escucha, de la enfermedad más paralizante a la curación salvífica, que nos hace capaces de ayudar a los hermanos a renacer con nosotros. Jesús ha inaugurado su predicación en la sinagoga de Nazaret, haciendo legibles y luminosas las letras del volumen de la Torá (4, 16 ss.), ha vencido el pecado (4, 31-37) y la enfermedad (4, 38-41), alejándolo del corazón del hombre y ha anunciado aquella fuerza misteriosa que lo ha enviado a nosotros y por la cual Él debe moverse, que llega a todos los ángulos de la tierra. Es aquí, en este momento, donde emerge la respuesta y comienza el seguimiento, la obediencia de la fe; es aquí donde nace ya la Iglesia y el nuevo pueblo, capaz de oír y de decir sí.