PARA MEDITAR
Los discípulos estaban reunidos y las puertas estaban bien cerradas. Tenían miedo de los judíos. De improviso, Jesús se pone en medio de ellos y dice: “¡La paz esté con ustedes!”. Después de mostrarles las manos y el costado dice de nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió, así los envío yo!” Y enseguida les comunica el don del Espíritu de modo que puedan perdonar los pecados y reconciliar las personas entre ellas y con Dios. ¡Reconciliar y construir la paz! He aquí una misión que han recibido y que perdura hasta hoy.
Cada día lo que más falta a la humanidad es la paz: rehacer los pedazos de la vida desintegrados, reconstruir las relaciones humanas, rota a causa de las injusticias que se cometen y por tantos otros motivos. ¡Jesús insiste en la paz y lo repite muchas veces! En el curso de la lectura del breve texto del evangelio de este domingo de Pentecostés, trataremos de estar atentos a los comportamientos tanto de Jesús como de los discípulos y a las palabras que Jesús pronuncia con tanta solemnidad.
PARA REFLEXIONAR
ORACIÓN
Espíritu Santo, realiza la obra de curación, de liberación y de salvación; que yo renazca hoy, como hombre nuevo del seno de tu fuego, de la respiración de tu viento. Espíritu Santo, sé que no he nacido para permanecer solo; por esto, te ruego: envíame a mis hermanos, para que pueda anunciarles la Vida que viene de ti. Amén.
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