PARA MEDITAR
Hoy, cuarto domingo de Pascua, celebramos a Jesús como Buen Pastor y oramos por las vocaciones sacerdotales y religiosas en el mundo. El pasaje de la liturgia de este domingo está sacado del capítulo 10 de Juan, un discurso de Jesús durante la fiesta judía de la dedicación del templo de Jerusalén, que acaecía a finales de diciembre. Las palabras de Jesús sobre la relación entre el Pastor (Cristo) y las ovejas (la Iglesia) pertenecen a un verdadero y propio debate entre Jesús y los judíos. Estos le hacen una pregunta clara y le piden una respuesta también clara y pública: “Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente”.
En la exhortación apostólica Les daré pastores, san Juan Pablo II presenta algunos rasgos dominantes de Jesús como buen Pastor: “Su vida es una manifestación ininterrumpida, es más, una realización diaria de su ‘caridad pastoral’. Él siente compasión de las gentes, porque están cansadas y abatidas, como ovejas sin pastor; Él busca las dispersas y las descarriadas y hace fiesta al encontrarlas, las recoge y defiende, las conoce y llama una a una, las conduce a los pastos frescos y a las aguas tranquilas, para ellas prepara una mesa, alimentándolas con su propia vida. Esta vida la ofrece el buen Pastor con su muerte y resurrección”.
PARA REFLEXIONAR
ORACIÓN
Te pedimos, Señor, que te manifiestes a cada uno de nosotros como Buen Pastor que, en la fuerza de la Pascua, restableces, animas en los tuyos, con la delicadeza de tu presencia, con la fuerza de tu Espíritu. Amén.
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