PARA MEDITAR
El evangelista Lucas hoy nos recuerda que Jesús el Mesías anunciado por el profeta Isaías (cf. Is 61, 1ss), que viene a evangelizar a los pobres, lo que determina para siempre la tarea preferencial de la Iglesia. En estos versículos se narra toda la obra de Jesús de Nazaret. Dos son las realidades históricas que claramente menciona Lucas: por una parte, el rechazo de su pueblo a la predicación de Jesús; y, por otra, que Jesús actúa con la fuerza del Espíritu Santo, por ello dirá: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido”.
El hecho de que Jesús enseñe en las sinagogas, evoca su origen hebreo y el deseo de entrar en el corazón del culto para convertir en vida aquella ley que Dios había entregado a su pueblo y para ofrecerse como cumplimiento de la esperanza de Israel. En Nazaret, Jesús se presenta como profeta –y de hecho se compara a Elías y Eliseo– aunque no se define así, conforme a su estilo, que rechaza toda definición de él mismo. Para Lucas, Dios en la persona de Jesús nos ha ofrecido su rostro y su Palabra definitiva a los hombres.