PARA MEDITAR
Con un estilo típicamente bíblico-narrativo, Mateo presenta hoy, segundo domingo de Adviento, la figura y la actividad de Juan Bautista en el desierto de la Judea. Para Mateo la actividad de Juan está completamente orientada y subordinada hacia “aquel que debe venir”, la persona de Jesús. Además, Juan es presentado como el grande y valeroso predicador que ha preanunciado el inminente juicio de Dios.
El mensaje del Bautista consiste en un preciso imperativo (conviértanse) y en un motivo también muy claro: “Porque el Reino de los Cielos está cerca”. La conversión adquiere un gran relieve en la predicación del Bautista, aunque al principio no aparece todavía clara en su contenido. Sin embargo, se indican los frutos de la conversión para expresar la nueva orientación que se debe dar a la propia existencia. Tal indicación, por un lado, se coloca en la línea de los profetas, que entendían la conversión como el abandono radical de todo aquello que hasta ahora tenía un valor; por otro lado, va más allá e intenta demostrar que la conversión es dirigirse hacia el “Reino de los Cielos”, hacia una novedad que se presenta inminente con sus exigencias y prospectivas. Se trata de dar un cambio decisivo en la vida orientándola en una nueva dirección: el “Reino de los Cielos” da fundamento y define la conversión, no una serie de esfuerzos humanos. La expresión “Reino de los Cielos” indica que Dios se revelará a todos los hombres y con gran potencia. Juan dice que tal revelación de Dios es inminente, no está lejana.
La actividad profética de Juan tiene el deber de preparar a sus contemporáneos a la venida de Dios en Jesús, con los rasgos de la figura de Elías. Con su actividad profética, Juan consigue mover grandes muchedumbres; también Elías había reconducido al pueblo entero a volver a la fe en Dios.
PARA REFLEXIONAR
ORACIÓN
Padre de infinita bondad: concédenos la gracia de la conversión para que podamos preparar tu camino hacia el Reino de los Cielos. Amén.
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