Las lecturas de la liturgia de hoy tienen como intención dejar bien claro que el amor a Dios y el amor al prójimo no tienen “esencias” distintas, sino que van unidos, inseparables. Esto es lo original que Jesús añade a la ley, situar en el mismo nivel del amor a Dios el amor al prójimo, cuando dice que “no hay otro mandamiento más importante que estos”. Así, entonces, Jesús recalca que no hay dos tipos de amor, sino que con el mismo amor amamos a Dios y a los hermanos.