Unión que Jesús defiende a ultranza: “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”. Si bien el divorcio, desde la ley humana (prescripción de Moisés), está permitido, por la dureza de corazón, por el egoísmo del hombre, desde la “ley original” (voluntad de Dios) no es admisible, porque la “unión de pareja” es un sacramento, es decir, es sagrado y bendecido por Dios. De ahí la responsabilidad de la Iglesia, de todo seguidor de Jesús, de defender el valor del matrimonio como pilar fundamental de la sociedad.
Camino: “El matrimonio consagrado por Dios protege la unión conyugal, que el mismo Dios ha bendecido desde la creación del mundo, y que es fuente de paz y de bien para las personas y para la sociedad” (Papa Francisco).
Vida: Gracias, Señor, porque mi familia es una escuela de amor y de paz. Amén.