La gran protagonista de la liturgia de hoy es la Palabra de Dios y la forma como debe ser acogida, respetada y amada por todos los que creen en el Señor. Tanto Moisés como Santiago invitan a la comunidad a escuchar la Palabra divina y ponerla en práctica, sin añadirle ni quitarle nada, guardándola en el corazón porque da sabiduría, aceptándola con docilidad, para que dé fruto y se traduzca en servicio y en medio de santidad.
“Ser cristiano no se reduce sólo a cumplir los mandamientos, es ser de Cristo, pensar, actuar, amar como Él” (Papa Francisco).
Limpia, Señor, mi alma de toda maldad, y concédeme un corazón solícito, misericordioso, caritativo como el tuyo. Amén.