Francisco recibió en audiencia a los participantes en el proyecto “Custodios de la Belleza” promovido por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), destinado a tutelar la dignidad de las franjas sociales más débiles.
Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano
Es "un mensaje importante para la comunidad eclesial y para toda la sociedad" el del proyecto "Custodios de la Belleza", promovido por la Conferencia Episcopal Italiana, y por ello el Papa Francisco, en la audiencia de esta mañana en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, agradeció calurosamente a quienes lo llevan adelante por el mucho bien que se está haciendo. La iniciativa implica a pobres, desempleados, emigrantes, perceptores de rentas de ciudadanía de varias ciudades italianas, coordinándolos en equipos de trabajo para el cuidado de lugares públicos como calles, plazas, parques, jardines y monumentos. Se trata de personas con dificultades o marginadas a las que se paga, previa formación y reunión con empresas locales que buscan trabajadores.
Atención y cuidado
Para el Pontífice, ser "custodios de la belleza" es más bien "un modo de ser, un estilo", porque "custodiar significa proteger, preservar, vigilar, defender", por tanto, poner "atención y cuidado" a partir de "la conciencia del valor de quien o de lo que se nos confía". En consecuencia, significa no tener "miedo a dedicar tiempo, a implicarse, a asumir responsabilidades". Y "en un contexto que a menudo nos invita a no 'ensuciarnos las manos', a delegar", todo ello es una llamada al "compromiso personal y comunitario".
Cada uno, con sus capacidades y habilidades, con su inteligencia y su corazón, puede hacer algo para cuidar las cosas, a los demás, la casa común, en una perspectiva de cuidado integral de la creación.
Urgen decisiones orientadas al bien de todos
En el mundo actual, los pobres "reclaman con urgencia decisiones serias y eficaces orientadas a promover el bien de todos", subrayó Francisco, añadiendo que es necesario abrirse a una perspectiva integral.
Tantas personas se encuentran hoy al margen, descartadas, olvidadas en una sociedad cada vez más eficiente y despiadada: los pobres, los emigrantes, los ancianos y discapacitados solos, los enfermos crónicos. Sin embargo, cada uno de ellos es precioso a los ojos del Señor. Por eso les exhorto a que, en su labor de regeneración de tantos lugares que han sido dejados al abandono y a la degradación, tengan siempre como objetivo prioritario el cuidado de las personas que los habitan y frecuentan. Sólo así devolverán a la creación su belleza.
La belleza en cada criatura
En cuanto a la belleza, que debe ser custodiada, el Papa observa que "hoy se habla mucho de ella, hasta convertirla en una obsesión", a menudo vista "de forma distorsionada, confundiéndola con modelos estéticos efímeros y masificadores, más ligados a criterios hedonistas, comerciales y publicitarios que al desarrollo integral de las personas". Para Francisco, ese enfoque "es deletéreo, porque no ayuda a que florezca lo mejor de cada uno, sino que conduce a la degradación del hombre y de la naturaleza".
En cambio, se trata de aprender a cultivar la belleza como algo único y sagrado para cada criatura, concebida, amada y celebrada por Dios desde los orígenes del mundo como unidad inseparable de gracia y bondad, de perfección estética y moral. Esta es su misión; y les animo a que, como cooperadores en el gran designio del Creador, no se cansen de transformar la fealdad en belleza, la degradación en oportunidad, el desorden en armonía.
Por último, a quienes están comprometidos en el proyecto "Custodios de la belleza", el Papa asegura su oración y sugiere como modelo a "san José de Nazaret, el humilde y silencioso custodio de lo más bello entre los hijos del hombre", que "contribuyó a devolver la belleza al mundo".
Tomado de (Vaticannews)
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